Quince años han pasado desde la última presencia del Real Madrid en una Final Four. Por aquel entonces disputamos tres finales a cuatro desde la temporada 92-93 a la 95-96.
Esta última Final Four, París 96, ahora cobra un valor especial como referencia sobre la que vamos a disputar en Barcelona. Hay algunas similitudes entre aquel equipo de entonces y el actual, aunque será el tiempo el que finalmente sitúe a cada uno en la historia.
Uno recuerda nuestro equipo en pleno cambio tras la marcha de Sabonis, por lo que no existía la ansiedad ya casi insoportable hasta hoy de alcanzar una Final Four. Como entonces, quizás el aspecto más positivo será que hoy no existe la presión añadida de sentirse señalado como favorito. Este Real Madrid está en fase de construcción, pero con calidad contrastada en jugadores como Sergio, Tomic, Mirotic, Suárez y Llull, que pueden ser los cimientos de un futuro equipo ganador.
Nuestro Madrid con Sabonis aprendió de un año a otro a levantarse tras perder como favorito ante el Limoges en Atenas 93, para luego ganar sin paliativos la octava Copa de Europa en Zaragoza 95.
Para ganar títulos hay que llegar a jugar finales. Ya estamos a las puertas, lo que no es poco.






