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Cristiano, Marcelo y Adebayor
El tiempo que pasa desde que uno pisa el aeropuerto de Bilbao hasta que despega en un avión rumbo a Barajas no supera los 15 minutos. Eso si viajas con el Real Madrid, claro. ABC ha tenido la suerte de comprobar, gracias a la cortesía de Bwin, patrocinador oficial del Real Madrid, cómo es viajar a bordo de «La Saeta» y observar desde primera fila el estado de ánimo de los jugadores antes y después del partido.
El viaje es similar a un trayecto normal o, al menos, todo lo normal que puede ser un viaje de estas características. Los primeros en llegar somos los periodistas, que pasamos lo controles y esperamos a que abran las puertas. Una vez en el avión blanco llegan los jugadores, que toman los primeros asientos. En «La Saeta» no hay distinción entre turista y “business” por lo que todos los pasajeros disfrutamos de las mismas comodidades que el equipo blanco: fruta del día, sándwiches, bebida... No hemos dado el último bocado al postre cuando el comandante nos dice que estamos aterrizando en Bilbao.
El trayecto se nos hace muy corto, quizá por la tensión de haber viajado junto a unos «galácticos» que, cuando están en un avión, son como cualquier hijo de vecino: Higuaín juega a las cartas, otros analizan la prensa deportiva y algunos, como Canales, pasan el rato leyendo.
Una de las mejores experiencias de viajar con el equipo es, sin duda, salir y entrar al aeropuerto “escoltado” por los jugadores. Es la suerte de estar al otro lado de la barrera y contemplar, desde posición privilegiada, cómo los seguidores agonizan por conseguir una foto con Cristiano o Di Maria, o una firma de Casillas en su camiseta.
No obstante, la verdadera experiencia llega cuando termina el partido. El Real Madrid ha superado el trámite en Bilbao y ha demostrado que no daba la Liga por perdida. Junto a La Catedral, nuestro autobús espera tras el de los jugadores, a quienes cientos de aficionados del Athletic increpan con gritos de «¡españoles!» y otro tipo de cánticos.
Bajamos del autobús directos a pasar el control de seguridad
Hacemos el camino al puesto de seguridad junto a Özil, Marcelo, Pepe y Adebayor, que irradia felicidad: «¡Real Madrid, alé, alé, Real Madrid, viva el Real Madrid!», es lo que canta el jugador mientras anda por el aeropuerto. Özil se detiene a hacerse una foto con un aficionado, y uno a uno el resto de jugadores se va colocando en la fila para pasar el control. De ahí al autobús que nos llevará a todos a de vuelta al avión del equipo.
Mourinho, impasible
Compartimos transporte hacia «La Saeta» con Mourinho y Arbeloa. Y comprobamos que la imagen de Mou detrás de las cámaras es prácticamente la misma que cuando le graban. Ha ganado el partido, pero el gesto inamovible del portugués no se distingue del que hubiera tenido en caso de derrota. Alguien se le acerca para pedirle una foto, pero Mou se niega, demostrando así que no solo con la prensa es un “tipo duro”. Arbeloa, en cambio, bromea con la seriedad del míster: “fotos no, fotos no” dice, emulando a un guardaespaldas.
De nuevo en el avión, los jugadores esperan nuestra llegada. Sensación cuando menos extraña. Iker Casillas, igual que en el viaje de ida, se ha sentado en primera fila. Casi todos se acomodan en parejas para tener más espacio entre ellos, aunque otros, como Cristiano, Marcelo y Pepe se sientan juntos en torno a un portátil. Canales ha vuelto a su libro y otros aprovechan los minutos antes del despegue para hacer llamadas. Con la misma rapidez que el anterior el viaje termina, aunque nosotros, por desgracia, ahora sí nos percatamos de que estábamos viajando con los jugadores del Madrid: ellos salen por una puerta que les lleva directos al autobús, a nosotros nos toca atravesar Barajas andando.
