Cuando Mourinho dio la alineación, todos los aficionados, los del Athletic y los del Real Madrid pensaron los mismo: el portugués ha tirado la Liga. Era falso. El entrenador sabe cómo armar equipos con sus suplentes. Y los reservas demostraron que pueden jugar cuando el técnico quiera. Faltaban inicialmente Cristiano, Adebayor, Ozil, Carvalho, Marcelo y el director de juego, Xabi Alonso. Pero Di María vale por tres. Ricardo Kaká dejó claro que tiene sitio en este once si le dejan jugar como media punta. Pepe enseñó su capacidad para ser medio centro. Albiol confirmó que sirve para un roto y para un descosido. Y Garay no acusó su carencia de partidos. Con estos mimbres, Mourinho puede decir con orgullo que tiene una plantilla.
Di María fue el alma del equipo. Su agresividad, su garra, su nervio, su entrega y su velocidad inyectan en sus compañeros una moral admirable. Provocó dos penaltis claros. El ansia del argentino puso a Kaká en órbita. No solo porque le permitió marcar dos goles al lanzar las penas máximas, sino porque le hizo ser protagonista en ataque. Y la calidad de Pepe para serenar el fútbol cuando el encuentro lo requería aportó el poso que el Real Madrid necesitó para frenar el ímpetu salvaje del Athletic.
Salvaje es el rendimiento de «El Fideo». Así le llaman a Di María. Vino a la casa blanca sin nombre, como un futbolista secundario, y se ha convertido en titular indiscutible. Ayer se comió toda la pasta de San Mamés. Un pase en profundidad de Pepe por la izquierda, que cubrió con personalidad la ausencia de Xabi Alonso, construyó el primer gol visitante. Siempre preparado para romper por piernas, el gaucho se escapó hacia Iraizoz y fue víctima feliz de un primer penalti que Ricardo (Kaká) transformó en el 0-1 con un disparo tranquilo, colocado. El brasileño posee mucha clase para ponerse tenso.
Kaká bigoleador
En el segundo tiempo, otro regate de Di María dentro del área dio paso al segundo penalti, que el brasileño volvió a aprovechar para manifestar su valía en el conjunto. No es fácil anotar dos jugadas decisivas en los momentos clave y cuando se tiene todo que perder y poco que ganar personalmente. Mourinho decidió que Kaká lanzara los dos porque, como decía el segundo preparador madridista, Karanka, necesita una reafirmación psicológica para recuperar su nivel .
Entre el 0-1 y el 0-2, Di María creó otras dos oportunidades para sentenciar. Una la anuló Iraizoz. Otra, una vaselina, se marchó fuera. Higuaín, aún carente de su mejor ritmo, tuvo otras dos ocasiones. El Real Madrid B fabricó mejores opciones que los locales a lo largo de todo el encuentro. Y los cambios terminaron por rematar al once vizcaíno. Salió Cristiano y rubricó la goleada. Salió Xabi y el donostiarra triunfó en su eterna cancha enemiga, San Mamés. El equipo B es mucho Madrid. Muchos creyeron que la Liga estaba regalada y la próxima semana puede caldearse si los blancos vencen al Barcelona.
