Tan a gustito estaban en la «Yerbabuena» celebrando la boda de Chayo Mohedano y Andrés Fernández que ni José Ortega Cano ni Rocío Carrasco, ni tan siquiera Amador Mohedano, sabían lo que se estaba cociendo en los platós de televisión a esa misma hora. Mientras los más de cuatrocientos invitados se disponían a cenar cerca de las doce de la noche, en Antena 3 Eugenio Ortegadestapaba la caja de los truenos mostrando su enfado y el de los suyos porque su hermano estuviera tan cerca de los Mohedano, una familia que, según él, le tacha de «maricón» y «borracho» cuando no está delante.
Con la madre de la novia, Rosa Benito, hablé de esto en la boda y su respuesta fue bien clara. «Pienso ponerme una gabardina en cuanto pase la boda para que me resbalen todas las críticas». Y en esas críticas no sólo están las palabras de los Ortega sino también las de sus propios compañeros de «Sálvame». La suerte del diestro fue que disfrutó de esta boda como el que más y no se enteró de lo de su hermano hasta mucho después. José estaba eufórico y se le notaba. Junto a él, su hija Gloria Camila, con vestido de Aurora Gaviño, que es una monada de chica. «No sabes cómo toca el piano. ¡Y cómo canta!», decía orgulloso su padre. También estuvo con su traje y corbata su hijo mayor, José Fernando, quien el próximo julio cumple 18 años, edad que le permitirá tomar sus decisiones y asumir la herencia materna que le quedó por la venta de la casa de La Moraleja. Entonces se verá si quiere seguir al frente de los negocios de su padre ahora que la «Yerbabuena» es una fuente de ingresos o si se encarga del hotel que Ortega Cano acaba de comprar en Burguillos, que piensa explotar en breve, pero esta vez sin la ayuda de Gloria Mohedano y su esposo, José Antonio, que están hasta arriba de trabajo en «Yerbabuena».