
Antes de la guerra recorrió miles de kilómetro en motocicleta
Nacido en 1906 en Hong Kong, comenzó a dar muestras de un carácter peculiar y valiente y un espíritu libre, cuando se graduó como oficial en la Real Academia Militar de Sandhurst, donde hacía gala de su amor por la historia de su país, y donde aprendió a tocar la gaita y comenzó a practicar con el arco. Ese mismo espíritu le llevó a recorrer, antes de que estallara la guerra, miles de kilómetro en motocicleta para llegar a los destinos donde era enviado, pero sus continuas excentricidades, como «como hacer sonar su gaita en la sala de guardia a las tres de la mañana o estudiar la campaña incorrecta en el examen para su promoción», escribe su biógrafo, le llevaron a hacer una pausa en el Ejército en 1936.
Su rápido y sorprendente dominio del arco no sólo le proporcionaron pequeños papeles en películas como «El ladrón de Bagdad» o «Ivanhoe», sino también una plaza en la selección inglesa de la modalidad para competir en los Campeonatos de Mundo de Oslo de 1939. Pero el parecía nacido para la batalla, y cuando la sombra Guerra cernió sobre Europa, volvió a alistarse en el Ejército… no sin antes pasarse por un tienda de Londres a adquirir un buen arco de madera de tejo español de 100 libras, construido al estilo medieval.
Arquero en los campeonatos del mundo
Churchill desembarcó con su espada y se lanzó contra una batería enemiga
«Una de las incidencias más celebradas de la evacuación de Dunkerque–decía el diario de guerra de la cuarta brigada de infantería– fue la visión del capitán Churchill, marchando por la playa con su arco y sus flechas. Sus acciones en el Saar con sus flechas son conocidas por muchos y su disgusto por no haber podido practicar con ellas tanto como le habría gustado, ha sido notable. Su ejemplo y buen trabajo con su grupo de ametralladoras han sido una gran ayuda para la cuarta brigada de infantería»
Sus conquistas no se detuvieron ahí. En diciembre de 1941, en la Noruega ocupada por Hitler, fue el primer hombre que puso su pie en la playa, al frente de dos compañías dentro de la «Operación Arquería». Churchill, de nuevo ante la estupefacción de sus soldados, desembarcó con su espada en alto contra la batería enemiga mientras gritaba a sus hombres. Los enemigos cayeron pronto, en una acción que le valió su segunda Cruz Militar.
Atacando al enemigo, espada en mano
Con sus hombres, Churchill sacó su gaita y comenzó a tocarla
Su suerte se acabó en 1944, en Yugoslavia, tras quedar aislado con seis de sus hombres en el ataque a una posición alemana. Cuando todos sus hombres cayeron heridos, el «Loco Mad» sacó su gaita y comenzó a tocar «No volverás» para animar a los soldados, pero una granada cayó a su lado y le dejó inconsciente. Cuando despertó, estaba rodeado de nazis.
A pesar de las órdenes de Hitler de ejecutar a todos los enemigos, un capitán nazi se negó a hacerlo. Años después se lo agradecería, antes de morir apaciblemente en 1996 en su casa de Surrey, al sudeste de Inglaterra… tras llevar una vida, claramente, de cine. ¿Héroe o soldado? Juzguen ustedes mismos.