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A la tercera la vencida. Un dicho popular al que se aferran tanto la afición del Real Madrid como Ricardo Kaká de cara a la próxima campaña. Aquellos quieren ver de cerca al jugador que llegó al Bernabéu en 2009 con la vitola de estrella mundial, mientras que el protagonista confía en superar definitivamente todos sus problemas físicos para olvidar al futbolista gris y apocado que hace ya tiempo dejó de ser titular para Mourinho.
Ricardo Izecson Dos Santos Leite afronta por fin, en su tercer año en el conjunto blanco, una pretemporada al cien por cien. Parece increíble pero ésta será la primera vez en su carrera como madridista que podrá iniciar la preparación estival con el resto del equipo sin ningún tipo de tara física que lastre su calidad.
Kaká desembarcó en La Castellana después de que el Real Madrid pagase al Milan 65 millones de euros para hacerse con sus servicios. Una cifra desorbitada solo superada por los casi 100 millones que el club dirigido por Florentino Pérez abonó al Manchester United por Cristiano Ronaldo. Y sin embargo, el brasileño llegó con problemas.
La pubalgia
Pronto se conoció que Kaká arrastraba una pubalgia que le afectó ya en la pretemporada. Pese a todo, el chileno Manuel Pellegrini le otorgó la titularidad en el frente de ataque blanco, pero las insistentes molestias en el pubis y posteriormente en sus rodillas nunca le permitieron rendir a su nivel. O por lo menos eso aseguraban el futbolista y su entorno, que descartaban tajantemente un problema de adaptación al fútbol español.
Acabada aquella primera campaña en la Liga, Kaká cambió la camiseta blanca por la de Brasil. El mediapunta había estado muy por debajo de su nivel en la recta final del campeonato español y muchos le acusaron entonces de haberse estado reservando para la cita mundialista de Sudáfrica. Pronto se vio que no era así. No daba para más, ni en el Madrid ni con la selección de su país. Holanda mandaba a casa a los grandes favoritos del torneo, por el que Kaká pasó como un fantasma.
Al quirófano tras el Mundial
El futbolista se marchó de vacaciones y solo un mes después de que España conquistara su primer Mundial decidía pasar por el quirófano para solucionar sus problemas en el menisco. Un retraso que le hizo perderse la pretemporada de los de Mourinho, que mientras él se operaba ya disputaban partidos en Estados Unidos.
Esta vez será diferente. Kaká iniciará la preparación al mismo tiempo que el resto de sus compañeros, y lo hará sin pubalgia y con las rodillas en perfecto estado. Una plenitud que va a necesitar para conseguir que Jose Mourinho y el club recuperen durante este mes la fe en él. Y es que si no lo consigue en las oficinas del Bernabéu podrían reconsiderar alguna oferta a la baja por el futbolista. La primera pretemporada de Kaká en el Real Madrid es también su última oportunidad.
