Quiero ser como Xavi

En las bambalinas del equipo español se mueve un conglomerado importante, una infraestructura gigante levantada y organizada por Fernando Hierro, el que hasta hace poco fuera director deportivo de la Federación Española de Fútbol. El modelo a seguir es el del Barça, donde hace tiempo que la cantera juega a lo mismo que el primer equipo, con el mismo estilo y sello de identidad. Si los Xavi, Iniesta y compañía juegan al toque, a marear la perdiz en el medio campo hasta encontrar un desmarque arriba, los infantiles, cadetes, juveniles y filiales hacen lo mismo, trabajando una y otra vez hasta hacerse con unos mecanismos de juego.

En la selección se trabaja igual, pero de manera mucho más global. Incluso el trabajo de las federaciones territoriales, ingente, va en la misma dirección que la selección absoluta. En las divisiones inferiores de la selección española se entrena a dos toques, igual que hace la selección A de forma regular. Allí todo se hace a dos toques, menos Xavi, que es capaz de hacerlo a uno. Cualquiera que ha jugado al fútbol sabe lo difícil que es jugar a dos toques, se necesita una calidad, talento y precisión absoluta, mucho más si hay que hacerlo a uno. Pues Xavi lo hace.

También se trabaja en las vías de penetración. El que esté cerca del balón tiene que moverse para ofrecer, al menos, dos vías de pase, ya sea en cualquier dirección, pero es necesario hacerlo para desahogar el juego. Pero no todo el trabajo se realiza en funciones ofensivas, la destrucción es tan importante como la creación. Cuando un delantero pierde el balón, el primero que acude a la presión es el mismo que ha perdido el esférico y, automáticamente los dos centrocampistas o delanteros que estén más cerca acuden a ayudar en dicha presión. E inmediatamente, casi de memoria, los dos pivotes centrales dan dos pasos adelante seguidos de los dos centrales por detrás. Es la vieja teoría del gran Menotti: «Ampliamos el campo cuando tenemos el balón y lo estrechamos cuando no lo tenemos». El adelantamiento de las líneas traseras hace que se junten las líneas para hacer más fácil cazar a la presa. El adelantamiento de los centrales tiene un riesgo, que es que el pase largo te pille la espalda. Pero es complicado cuando tienes tres fieras encima, y si se consigue, generalmente carece de precisión para crear inquietud.

El trabajo no es solo táctico o físico, se realiza también a nivel mental e informativo. Cuando un chico llega a las divisiones inferiores de la selección se le pregunta por su prototipo idea de jugador. Si por ejemplo dice que Xavi o Iniesta, se le dice que entonces tiene que aprender a tener salida de regate por ambos lados, buscar las diagonales en los carriles del ocho y del diez, proteger el balón con el cuerpo, etcétera.

Al respecto hay una norma en el equipo A. Generalmente, Del Bosque suele llamar a un chaval de las divisiones inferiores para completar la convocatoria y que se entrene con los mayores. En los últimos partidos de la fase de clasificación para la Eurocopa (República Checa y Lituania) fue Carlos Garrido, un chaval del Sevilla, el elegido. Al chico se le salían las órbitas al jugar con los grandes y salió encantado. Decía que eran buenísimos, que la calidad que atesoraban era enorme y que había aprendido mucho. Luego, va a su equipo, cuenta lo vivido y hace equipo y estilo.

Aprender a convocar

Y más aún: se piensa que todo español es un seleccionador en potencia, pero el asunto no es tan fácil como decir este más este más aquel. Aquí también se enseña a convocar gente. Por ejemplo, se procura coger laterales que en un momento dado puedan jugar de centrales, o viceversa, y centrales que puedan ser medio centros, al menos uno o dos de ellos. Entre los centrocampistas se eligen dos que puedan actuar de media punta y dos delanteros capaces de hacerlo de extremos. Versatilidad y polivalencia. Incluso España es la única selección que tiene un seleccionador de porteros, Miguel Ángel España, que es el que estudia y pormenoriza las actuaciones de los arqueros de todas las selecciones inferiores (la absoluta es aparte pues tiene a Ochotorena como entrenador de porteros).

Así que nada es casual. La selección A es el escaparate que brilla, pero en la mina se trabaja muy duro.