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Bruselas espera que el Gobierno socialista adopte medidas serias este mismo viernes
Día 15/08/2011
No hay vuelta de hoja. Aunque el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha insistido a lo largo de los últimos meses en que España no necesita más tijeretazos para sanear unas cuentas públicas que desde hace un año levantan sospechas no solo en los mercados sino también entre el resto de socios europeos, los últimos acontecimientos apuntan a lo contrario. Portugal, Italia y hasta Francia han dado un paso adelante. A falta de reuniones de urgencia al estilo del resto de países, a La Moncloa le quedan solo dos cartuchos por utilizar: los de los días 19 y 26 de agosto.
El Consejo de Ministros del próximo viernes es la primera oportunidad para un Ejecutivo al que se ha llamado a filas —el Banco Central Europeo (BCE) por carta y Alemania en público—. Está previsto que ese día, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, anuncie un plan con nuevas medidas de ahorro —o de recaudación, según del lado que se mire— e incentivos a la contratación laboral. El programa incluye la modificación del impuesto de sociedades aumentando el pago a cuenta de las grandes empresas, un recorte de gasto farmacéutico y dar flexibilidad al contrato a tiempo parcial.
Si ese es el contenido final de la reunión ministerial, el efecto buscado por el Gobierno puede estar, según los economistas consultados, muy lejos de ser un golpe de timón. Que es, lo que a fin de cuentas, se pide desde Europa.
Aun así, si lo que se apruebe ese día no es suficiente a los ojos de las autoridades comunitarias y los mercados, el Gobierno tendría aún tiempo de rectificar una semana más tarde, en el último Consejo de Ministros de un agosto de infarto que ha acelerado todo. Salgado ya ha avanzado que ese día estudiará la prórroga de la ayuda de los 400€ a los parados, que el candidato socialistas Alfredo Pérez Rubalcaba propuso en un acto de precamapaña.
Fuentes europeas consultadas por este diario no esperan del Ejecutivo gran valentía, a pesar de que esta que empieza se antoja una semana crucial en la que, por si fuese poco, Francia e Italia debatirán el futuro de la eurozona. Un futuro que, según fuentes europeas, exigirá grandes compromisos.
