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Andan los madridistas frotándose las manos. Líderes, por encima del Barça, potentes, lúcidos, arrasadores y con un mes en el que todo les ha salido de perlas, tanto que cuentan sus partidos por victorias. Así que se las prometen muy felices.
No deberían confiarse en exceso. Un vistazo a la historia demuestra que la temporada pasada, a estas mismas alturas de campaña, las cosas estaban igual. Esta es la jornada 11, pero se cuenta como diez partidos porque la primera no se jugó. Así que, teniendo como referencia los primeros diez partidos jugados de la temporada 2010-2011, vemos que el Madrid también era líder, y lo era, al igual que esta, con un punto de ventaja sobre el equipo azulgrana.
Mirada la clasificación de hace un año se observa que han cambiado pocas cosas. Un punto más, un punto menos, un encuentro ganado, un empate cedido... Pecata minuta. La única diferencia importante estriba en los goles marcados por unos y otros. El Madrid, por ejemplo, va como un cohete. Ha marcado 32 goles, cinco más que la campaña pasada, en solo diez encuentros. Los blancos llevan una media de 3,2 tantos por encuentro. Incluso, los madridistas amenazan la asombrosa marcada de aquel Real Madrid comandado por Toshack que consiguió 107 goles al final de temporada con 38 goles marcados por Hugo Sánchez.
El Barcelona también lleva una buena marcha, con 32 tantos, los mismos que el Madrid, y con idéntica media. También mejora su cifra de la campaña pasada, y en mucho, pues en aquella consiguió 22 tantos.
Donde prácticamente andan parejos es en los tantos recibidos, con cifras similares, si bien Víctor Valdés lleva ventaja a Casillas pues solo ha recibido cuatro tantos (el año pasado recibió siete mientras que el madridista se mueve en baremos parecidos: cinco en la anterior temporada y seis en esta).
Estamos pues ante situaciones similares, pero un vistazo a lo que pasó la campaña anterior nos señala que hay algunos matices diferenciadores importantes. La temporada pasada el Madrid fue líder hasta que llegó al Camp Nou. Entonces recibió un 5-0, perdió el liderato y la confianza. Desde ese momento, el Barcelona cogió marcha de crucero y el Madrid ya no le pudo seguir más que a distancia hasta que los azulgrana se llevaron la Liga. Este año, el clásico se va a jugar más o menos en la misma fecha pero esta vez el Madrid jugará en casa y el Barcelona fuera. No es un asunto baladí pues puede cambiar la marcha de la presente Liga.
Con independencia de esto, también hay que tener en cuenta las sensaciones. El Madrid llega a esta altura de temporada con mejores palpitaciones que la pasada campaña. Su fútbol se ha vuelto más asociativo, más colectivo y dominador, con más variantes que oponer a los rivales.
Físicamente está muy fuerte y en los últimos partidos ha ajustado tanto la presión, con tan buena coordinación, que parece muy capaz de fundir los plomos de la circulación de balón de los azulgrana.
Sensaciones variopintas
A esto, el equipo de Mou puede añadir el buen momento de sus dos goleadores. Salga uno u otro, los dos dan garantías de conseguir tantos. Además, ha conseguido solidez defensiva con la presencia de Sergio Ramos en el centro de la defensa, además de asegurar una mejor salida de balón, algo que va a ser muy importante ante la presión de los de Guardiola.
También los azulgrana tienen sensaciones diversas. Parecen algo más irregulares que la pasada campaña, aunque a ratos se asemejan al equipo dominador de siempre. Sin embargo, le aparecen más dudas en el entramado del juego que en la defensa, algo curioso cuando lleva toda la temporada con su pareja central de lujo tocada una semana sí y otra también. Con Puyol renqueante y Piqué que va y viene, las soluciones que ha ido dando Guardiola a la defensa le ha venido funcionando tan bien que los azulgrana son el equipo menos goleado del campeonato (solo cuatro tantos en diez partidos).
De cualquier forma, y más allá de lo que nos digan las cifras, el Madrid aparece este año con más posibilidades reales de hacer daño al Barcelona porque su juego resulta más colectivo y menos dependiente de las acciones individuales. Por otro lado, está cuidando mucho más el apartado de tarjetas que tanto daño le ha hecho ante los de Pep Guardiola. Con un juego más compacto, hasta Pepe parece resguardarse más y mejor de sus continuos problemas de azotea.
