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Equipos con la competitividad del Real Madrid necesitan que sus fichajes se sientan a gusto desde el primer día. Los capitanes siempre ejercieron de embajadores para que los nuevos jugadores se integrasen bien y pronto. El fútbol global de los últimos veinte años ha significado que la concentración de adquisiciones extranjeras exija un tratamiento especial, por la diversidad de idiomas y de culturas que se aúnan en un mismo vestuario. Mourinho está acostumbrado a esa amalgama de jugadores desde que dirigió al Chelsea. Cuando llegó al Real Madrid se encargó el primero de fundir a los portugueses con los futbolistas que ya estaban en el club. Habló con Casillas y con Ramos, dos capitanes con don de gentes, para que realizaran ese trabajo de unión del grupo en cada adquisición del club. Iker y Sergio se responsabilizaron siempre de que los nuevos fueran bien recibidos en la casa. Ni un atisbo de soledad.
Casillas se ha dedicado a cuidar a Nuri Sahin. Se ha esmerado en que su vida en el Real Madrid fuera grata. Le ha mimado. Las lesiones del centrocampista turco han necesitado un mayor apoyo anímico y el portero se lo ha dado sobremanera, con la ayuda de todos sus compañeros. En esa labor, todos han aportado mucho. Hoy son felices, porque Nuri va a jugar de titular. Casillas le arropará hoy en el partido.
Sergio Ramos, la alegría trasvasada a un cuerpo de atleta que triunfa como futbolista, se centró en Mesut Ozil cuando el alemán de origen turco firmó por la casa blanca. Son buenos amigos. La felicidad que transmite el sevillano es un buen ingrediente para que Ozil viva a placer en Madrid y en el club.
Pepe, otro hombre que irradia sonrisa, hizo muy buenas migas con Khedira. Es una estrategia, la de las relaciones interculturales en la plantilla, para sacar un mayor rendimiento a esa pléyade de figuras que se unen en un mismo grupo. La mezcla de lenguas y culturas es necesaria. Mourinho no quiere que los portugueses vayan por un lado, los españoles por otro y los turcos por el de en medio. En esa fusión radica buena parte del éxito de este Real Madrid que bate plusmarcas históricas en una entidad que nació en 1902. Superar al Barcelona más grande de la historia es su último objetivo.







