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Amsterdam. Once de la noche. Mourinho hablaba por teléfono en inglés. Sonreía. Los dos Manchester habían caído en la diáspora europea cuan Dinamo de Zagreb despreciado. Los resultados facilitaban su camino hacia la final de la Liga de Campeones. Meditaba que la Copa de Europa, como la Liga, será cosa de los dos clubes que pelean por el reinado continental desde hace dos años. Mañana aborda la primera batalla de esta guerra. Mourinho-Guardiola, Cristiano-Messi, Madrid-Barcelona. La lucha por el imperio se repite en todos los ámbitos.
El entrenador portugués ha engendrado el mejor Madrid desde que el Barça de Rijkaard hizo el pasillo al campeón blanco el 7 de mayo de 2008. Tres años después, el equipo madrileño tiene argumentos para abordar el clásico con la fe de conseguir la victoria liguera por primera vez en tres temporadas. El 2-6 con Juande Ramos en 2009 abrió un complejo psicológico que se confirmó con el 0-2 sufrido por el conjunto dirigido por Pellegrini en 2010. El 1-1 de la pasada campaña, con Mourinho, reforzado con el triunfo por 1-0 en la Copa, significaron las primeras respuestas al 5-0 encajado por el once del portugués en el Camp Nou. Mañana, el Madrid de las plusmarcas europeas y ligueras pone a prueba su potencial frente a Guardiola.
3,8 goles por partido
Los azulgrana dirán en el Bernabéu si la mejor clasificación de la Champions de la historia, obtenida por el máximo rival, es un dato importante. La plantilla del luso ha celebrado seis triunfos, 19 tantos a favor y solo dos en contra en la fase de grupos de la Liga de Campeones.
El Barcelona también será el juez más exigente para valorar si los quince triunfos consecutivos y las 57 dianas del enemigo eterno en esta racha de éxitos son hitos que sirven para algo. El promedio de 3,8 aciertos por partido advierte de una capacidad rematadora que será evaluada con el mejor listón defensivo impuesto por Víctor, Alves, Puyol, Piqué, Mascherano y Abidal. El campeón de Europa tiene en su poder la vara de medir.
El Madrid más efectivo desde 2008 se topará con el Barcelona más equilibrado desde septiembre. La derrota azulgrana en Getafe suscitó la reacción. Ahora, Mourinho y Guardiola se enfrentan después de dos semanas en las que han trabajado para el clásico dentro y fuera del campo. Su batalla psicológica ha sido brutal. La de Pep, con su elegancia. La de José, con sus secretos velados, escondidos en cartas marcadas.
Duelo de psique y de estilos
Guardiola envió un mensaje de la filosofía de cantera que impregna su labor, al golear al Bate Borisov con sus mejores chavales de La Masía. Era un desafío a su colega. Mourinho respondió al preparar la visita al Ajax con un once repleto de suplentes. Dejó en Madrid a siete titulares. Lass se encontraba entre ellos. Formará el «trivote» junto a Khedira y Xabi Alonso para anular a Xavi, Cesc y Busquets. Di María se encargará de Iniesta. Marcelo, de Alves. El portugués nunca ha descubierto si elegirá a Higuaín o a Benzema. La incógnita es decisiva para que Pep tenga que planificar dos tácticas defensivas distintas.
La recuperación dialéctica del polémico 0-2 de la semifinal europea ha sido otra estratagema del preparador. Cuando toca el Barcelona reaparece Mou en estado puro.
Arbeloa podrá jugar
Ayer respiró de alivio. Arbeloa podrá jugar. Es el mejor marcador del Madrid. La táctica del portugués será no dejar respirar al rival. Afronta el primer examen de su mejor época en el club. Guardiola será su juez. Odia al tribunal. En mayo le echaron de Europa casi sin examinarse, por la expulsión de Pepe. Ahora, Ramos ha impuesto su ley en defensa. Messi también examina al dúo de centrales.
