La ‘revolución verde’: el cultivo del pistacho se dispara y multiplica la rentabilidad del olivar
Productores de Jaén han comenzado a comercializar su producto envasado. Muchos agricultores han optado por sembrar pistachos entre los olivos
El ‘boom’ del cultivo del pistacho en España es innegable. Todos los productos de moda presentes en los supermercados lo llevan como uno de sus ingredientes principales, desde el viral ‘chocolate Dubái’ hasta cremas, tartas, chocolatinas e, incluso, ambientadores con olor a este fruto seco.
Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos del Ministerio de Agricultura, la superficie plantada a nivel nacional ha pasado de 2.600 hectáreas en 2012 a más de 83.000 hectáreas en la actualidad, con un crecimiento de más de 5.000 hectáreas en tan solo un año. En sólo diez años, el sector ha experimentado un crecimiento acumulado del 3.000 %.
En estas cifras, pese a que gran parte del protagonismo se lo lleva Castilla-La Mancha, con casi el 80% de superficie plantada, también resalta Andalucía, segunda región productora con 7.329 hectáreas. Un dato que seguirá creciendo en los próximos años y que está protagonizado por Granada y Jaén.
Todo ello ha contribuido a que España se haya convertido en el cuarto país del mundo en superficie dedicada al pistacho, como resalta el estudio, dirigido por el experto Juan Vilar, ‘Presente y futuro del cultivo del pistacho y de su procesado. Desde una perspectiva empresarial’.
Datos en Andalucía
Aunque Granada tiene más de 3.000 hectáreas, es en Jaén donde ha surgido uno de los proyectos que más impulso está dando al cultivo: la asociación de productores y comercializadores de pistacho, Appistaco, que cuenta con más de 300 socios en Jaén, Granada, Córdoba, Almería, Sevilla (con una treintena de productores), y otras provincias españolas. En Huelva, por su parte, también hay agricultores que han optado por el pistacho.
La provincia jienense, que acumula más de 1.000 hectáreas y una producción de 1.200 toneladas en el último año, ha visto en el fruto seco un cultivo rentable que puede ayudar a paliar las pérdidas sufridas por el olivar no tradicional en los últimos años.
En concreto, el pistacho en Jaén ha experimentado un incremento del 250 por ciento en superficie desde 2015. La clave es que es un producto muy demandado, que se paga a buen precio y que, además, se adapta bien a las temperaturas andaluzas, pudiendo aguantar los 40 grados sin problema. «Somos la mejor provincia olivarera del mundo, nosotros mismos somos olivareros, pero también queríamos buscar una segunda línea de ingresos con el pistacho porque Jaén, por su climatología, se adaptaba bien», explica el presidente de Appistaco, Julián Navarro.
«Otra de las ventajas a la hora de decidirnos por el pistacho, es que se utiliza la misma maquinaria para su recolección que en el olivar, por lo que no suponía una nueva inversión en este sentido», sigue Navarro, al tiempo que señala que «se recoge antes que la aceituna, entre septiembre y octubre, por lo que ambas campañas son compatibles». Hay agricultores, incluso, que han optado por plantar los pistacheros entre cultivos de marco amplio, duplicando la rentabilidad de la explotación.
Línea de productos
De hecho, desde la asociación han lanzado una línea de productos, compuesta por tres envases diferentes, para comercializar sin intermediarios los pistachos producidos por sus socios. «Hacemos un pistacho de excelente calidad en España, con un sabor mucho más intenso que el que viene de Estados Unidos, por ejemplo, que se cultiva de manera industrial», comenta Navarro. Aunque, han comenzado a distribuir su pistacho en bolsas de 200 gramos por los supermercados de Jaén, ya están trabajando en una plataforma online que permita ampliar las ventas a nivel nacional.
No obstante, además de esta prueba piloto, los productores pistacheros andaluces venden, sobre todo, a granel, siendo Italia el principal destino de su producto, seguida de Reino Unido y Alemania. «Esperamos, además, que la cosecha crezca exponencialmente en los próximos años. Las plantaciones adultas están dando, cada vez, más fruto, y aún quedan muchas por entrar en producción», comenta Reyes, que augura un futuro muy prometedor para el cultivo, que empieza a dar frutos al quinto año de plantarse.
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