Armas autorizadas en euskera
El Ayuntamiento de Sevilla no hará realidad la promesa del presidente de la Junta, Manuel Chaves, de instaurar en los colegios andaluces la asignatura de catalán, al menos de momento. Pero lo que
El Ayuntamiento de Sevilla no hará realidad la promesa del presidente de la Junta, Manuel Chaves, de instaurar en los colegios andaluces la asignatura de catalán, al menos de momento. Pero lo que sorprende es que la Administración Local sevillana expenda determinados documentos oficiales en otra lengua, y más cuando esa lengua es el vasco.
Al menos así se desprende de la tarjeta de armas que ha recibido, previo pago de casi cinco euros, un joven sevillano de 26 años aficionado al tiro con escopetilla de plomos. Ese joven, que prefiere permanecer en el anonimato, cumplimentó la solicitud correspondiente para que, como consta en la licencia, poder practicar en las zonas establecidas para ello, con su escopetilla de plomillos tirando a las dianas que a tal efecto se instalan.
A últimos del pasado mes de enero tenía en su poder la licencia preceptiva para practicar el tiro. Para conseguirla, además de cumplimentar la documentación exigida por la Policía Local, pagó a la Tesorería Municipal dos tasas por expedición de documentos. La primera ascendía a 3,56 euros. La segunda a 0,13. Si hubiera sido una arma mayor, la licencia la hubiera tenido que expedir la Guardia Civil.
El joven, que trabaja en una conocida empresa deportiva, no prestó mayor atención a la tarjeta pero su padre, un cordobés de nacimiento que no ha renunciado a sus raíces pero que se confiesa sevillano, fue el que no pudo contener su sorpresa al leer detenidamente el documento expedido por el Ayuntamiento de Sevilla: en primer lugar, la dirección del solicitante venía equivocada, pues el Ayuntamiento había cambiado el piso; en segundo, todas las leyendas de la mencionada tarjeta venían redactadas no sólo en castellano, sino además en vasco.
Rafael, que así se llama el padre del joven titular de la tarjeta de armas (arma-txartela), lejos de disgustarse por ese singular hecho, se lo tomó a broma: «Lo primero que hice -recuerda sonriente- es irme a la herriko taberna, pero como estaba cerrada, me volví a mi casa». Sin perder en ningún momento el humor, y advirtiendo que él no ve «ningún sesgo político ni nada por el estilo»,
Rafael entiende que el Ayuntamiento de Sevilla utilice para sus documentos el castellano y alguna otra lengua, pero no oculta su extrañeza porque en vez de recurrir a algún idioma «más universal, como puede ser el inglés o el francés, utilice el vasco. «Con mi respetuoso y cariñoso recuerdo al País Vasco -dice Rafael- me parece que hay idiomas más importantes que el euskera para asuntos oficiales».
Puestos a querer encontrar una justificación al hecho de que la tarjeta de armas de su hijo utilice el vasco, Rafael asegura que entiende que la documentación del arma esté en vasco porque la escopeta está fabricada allí, pero lo que no deja de sorprenderle es que el Ayuntamiento de Sevilla utilice esa lengua para sus documentos oficiales.
Se da la circunstancia de que la tenencia de la tarjeta de armas es obligatoria. Rafael desconoce a cuánto asciende la sanción que se impone a los aficionados que no tengan la pertinente licencia pero apunta que la cuantía de la multa ronda entre los 300 y los 1000 euros.
Como el humor no le falta, a Rafael le gustaría saber cómo es en vasco el nombre Alfredo Sánchez Monteseirín, «más que nada para saber cómo se llama mi alcalde».
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