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Ingenieros rescata del olvido la auténtica espina dorsal del Giraldillo

LOLA RODRÍGUEZSEVILLA. La Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sevilla acoge una exposición permanente de la centenaria estructura interna del Giraldillo. El convenio suscrito hace un mes entre

ROCÍO RUZ Vista de la estructura en uno de los patios de Ingenieros

LOLA RODRÍGUEZ

SEVILLA. La Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sevilla acoge una exposición permanente de la centenaria estructura interna del Giraldillo. El convenio suscrito hace un mes entre la Catedral hispalense y la institución universitaria ha culminado la puesta en valor de estas piezas por parte de los profesores de la Escuela, que han participado en las sucesivas restauraciones de la veleta. De momento, el eje permanecerá en este enclave durante cinco años prorrogables de forma automática por otros cinco. Se estima que uno de sus tramos, el correspondiente al cuerpo de la figura, es el primitivo que colocara Hernán Ruiz en 1568.

Un convenio rubricado por el deán de la Catedral y vicario de la Diócesis de Sevilla, Francisco Ortiz Gómez, y por el director de la Escuela de Ingenieros, Emilio Freire, ha rescatado de las telarañas el esqueleto del Giraldillo, cuyas piezas se encontraban almacenadas en la Catedral desde que en 1997 fueran sustituidas por unas nuevas en la última restauración de la veleta. Toda una obra de ingeniería avanzada para una época, los siglos XVI y XVIII, que los maestros de entonces idearon para sustentar con total seguridad la Fe Victoriosa, el símbolo hispalense por antonomasia.

Montaje entre clases

La cesión catedralicia a la institución académica fue, en un principio, temporal. El deán accedió a que el vástago permaneciera expuesto en uno de los patios de la que fuera Plaza de América en la Expo 92, desde julio a noviembre del 2007. El montaje de las piezas supuso una semana de arduo trabajo para los profesores, que aprovecharon los tiempos muertos entre clases para dirigir la labor de la empresa Joaquín Pérez e hijos. Una entidad que, según José María Gallardo, catedrático de Ciencias de los Materiales e Ingeniería Metalúrgica, tiene experiencia en la ejecución de otros trabajos en la Catedral, «de hecho participó en la restauración del Giraldillo en 1996 y en 1980».

La espina dorsal del Giraldillo reproduce fielmente a la original, a pesar de que hay tramos destacados en color gris que no se corresponden con la primera estructura. El conjunto, sujeto con tirantes por el riesgo de inestabilidad que provoca su propia esbeltez, se completa con unas piezas añadidas en metacrilato que ayudan a hacerse una idea del conjunto a quien lo contempla. El resultado es espectacular y contrasta con el transitar de los alumnos por los pasillos o entre apuntes, tras los ventanales de la biblioteca.

Tras una intervención realizada en 1980, en la que se eliminó un importante volumen de parches a la estatua de bronce, aunque su esqueleto no se tocó, el maestro mayor de la catedral, Alfonso Jiménez, solicitó una nueva restauración en 1996. José María Gallardo, sube entonces al vástago en compañía de otros profesores, como Laureano Soria y Miguel Pérez Agustí. Buena parte del informe elaborado por los expertos versó, más que sobre el estado de conservación de la estatua, sobre las pésimas condiciones de la estructura y la necesidad de cambiar todas sus piezas.

Según los estudios, el tramo que corresponde al pozo ya fue sustituido en 1880 por el maestro mayor de entonces, Fernández Casanova. Pero el siguiente, el del cuerpo redondo, que pensamos que pertenecía a 1770, estaba más deteriorado con una sección muy pequeña, tal y como estaba el elemento del pozo cuando Casanova lo sustituye.

Una pieza del siglo XVI

Tras estudiar su composición química, su estado de conservación y analizar la bibliografía, los expertos de la Escuela de Ingenieros concluyeron que el tramo del cuerpo redondo, con 3,7 metros de longitud y 130 kilogramos de peso, así como la cruceta inferior del cuerpo del penacho, podrían ser los únicos elementos remanentes de la estructura original forjada por los herreros Juan del Pozo y Cosme de Çorribas en 1565.

Por otro lado, en 1755, el famoso terremoto de Lisboa provoca daños en el pernio o eje del Giraldillo, que se dobla poniendo en peligro su estabilidad. Pero no será hasta el año 1770 cuando se sustituye este tramo del siglo XVI. «El interrogante es cómo en 1770 cuando todavía era imposible fundir el acero y había que trabajarlo a martillazos, como se hacían las espadas, cómo lograron construir 6,5 metros de una sola pieza con 835 kilos de peso». José María Gallardo, uno de los responsables en la recuperación de la estructura del Giraldillo, dice que «se piensa que montaron una fragua en la Catedral, en el Corral de los Olmos».

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