Lágrimas y reproches entre el cariño y la desesperanza
Los dos pequeños que la familia Sánchez Villa han tenido de acogida en Utrera ya están fuera del que ha sido su domicilio durante los últimos siete meses. Atrás quedan días de lágrimas de ellos y los
Los dos pequeños que la familia Sánchez Villa han tenido de acogida en Utrera ya están fuera del que ha sido su domicilio durante los últimos siete meses. Atrás quedan días de lágrimas de ellos y los Sánchez Villa, de reproches más o menos velados entre la familia de acogida y parte de la biológica y todo rodeado del cariño de unos y otros hacia los niños y la desesperanza por ver cómo finalmente los chiquillos cambiaban una casa por una institución.
Ya lo dijo hace unos días el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo: lo mejor para niños con familias desestructuradas, por una razón u otra, es que vivan en una casa. Pero el régimen de acogida aún tiene que ser matizado para evitar precisamente que quienes sufran las consecuencias sean los menores. Desde ayer, esta vez en Utrera, hay una familia que añora a dos pequeños hermanos.
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