Sevilla en el corazón de Cuba
LOLA RODRÍGUEZSEVILLA. Los que logran escabullirse de touroperadores e itinerarios marcados y se sueltan de la manita del guía sacudiéndose los tópicos del mojito y Varadero, suelen recibir una dosis

Los que logran escabullirse de touroperadores e itinerarios marcados y se sueltan de la manita del guía sacudiéndose los tópicos del mojito y Varadero, suelen recibir una dosis concentrada de una de las pocas cosas que sobran en Cuba: la cultura. La isla caribeña, que no nada precisamente en la abundancia, bien puede jactarse de no ser parca en artistas, músicos, literatos, cineastas, bailarines... en definitiva, de mentes y cuerpos que gozan de las bondades de las musas y con ello, de los atributos necesarios para «crear» en el más amplio sentido de la palabra: imaginación, sensibilidad, poder de comunicación, inspiración y, aunque suene paradójico, libertad.
En un momento determinante para el futuro de la isla, con la incertidumbre de los cubanos sesgada ante el convencimiento general de la necesidad del cambio, pequeñas acciones siguen construyendo pequeñas realidades que liberan a este pueblo centenario y mestizo de la tediosa cotidianeidad que sacude su día a día y que al mismo tiempo estimula su creatividad y sus ganas de aprender.Una de estas acciones tiene acento sevillano y se asienta desde hace seis años sobre las tablas de El Jovero, pequeña comunidad campesina ubicada en Cumanayagua, provincia de Cienfuegos, en el centro meridional de la isla. Viento Sur, una compañía teatral señera de Sevilla que ya acumula 15 años de experiencia formando actores y realizando montajes de éxito, ha realizado una nueva expedición a este poblado, donde guajiros y actores de la compañía cubana Teatro de los Elementos conviven desde hace más de una década en un experimento dinamizador y de intercambio. Cuatro representantes de Viento Sur han convivido recientemente con las aproximadamente 80 personas que pueblan El Jovero. Este año han realizado dos montajes: Desiré, leyenda típica del pueblo, y El circo desbaratado. La primera de ellas fue protagonizada por la cantante, actriz y presentadora de televisión sevillana Paz de Alarcón. En ambos espectáculos participaron tanto actores de Viento Sur, como de Teatro de los Elementos, bajo la dirección de Oriol González, así como los propios campesinos, especialmente los niños que viven en esta comunidad campestre.
Teatro comunitario
Viento Sur también llevó el teatro hasta Minas, una diminuta localidad de las montañas, donde realizaron un documental que se emitió en el Canal Educativo, sobre cómo montar un taller de teatro y una obra en un sólo día con la comunidad de campesinos. Maite Lozano, directora la compañía hispalense, explica que «nuestra principal misión es trabajar con el pueblo, en lo que concierne al teatro, pero también en el campo, en las casas, en un intercambio cultural y humano, de integración, en el que nuestros alumnos aprenden mucho de Cuba». Viento Sur comenzó este periplo tras contactar con Teatro de los Elementos, «nos enamoramos de su proyecto e iniciamos los talleres y los proyectos de teatro comunitario. Hemos ido Jorge Cuadrelli, el otro director, y yo, y grupos de alumnos que en ocasiones han alcanzado las 25 personas».
Pero no se queda sólo en la escena la huella que Viento Sur ha dejado en El Jovero, «a través de este intercambio, en el 2005 se nos ocurrió la idea de construir una casa, que hiciera las veces de vivienda de actores y centro cultural. Se llama la casa de Viento Sur». Tras ella se encuentran más señas de identidad de Sevilla, como un sembrado de naranjos, que se llama el Paseo de Triana «y otro de almendros, a modo de plazuela con bancos rústicos, que se llama el Paseo de Maite», narra feliz la directora.
Paz Alarcón, presentadora de «Cifras y Letras», actúa en la obra Refugiados que representa Viento Sur bajo el patrocinio de ACNUR. Su experiencia cubana le ha dejado huella y no duda en elogiar «la riqueza cultural de este pueblo, su capacidad para la narración, para la música y para las artes en general. Una capacidad que supera la escasez de medios, desde telas para el vestuario hasta instrumentos musicales. He visto a un cubano fabricarse las cuerdas de una guitarra con alambres». La artista sevillana destaca «la alegría innata del cubano y su capacidad para hallar el lado positivo de las cosas. Para un cubano todo está bien, incluso lo que no lo está. Ellos tienen una mirada y una forma de expresarse con el cuerpo que nosotros hemos perdido, aunque seguimos teniendo en común nuestra falta de pudor para manifestarnos en público, tanto en lo artístico, como en lo concerciente a los sentimientos».
Después de Fidel
Tras la reciente dimisión de Fidel Castro como Jefe de Estado y Comandante en Jefe, el futuro de Cuba es otro de los asuntos sobre los que Viento Sur, desde su propia óptica, desea pronunciarse. Para Maite Lozano, el cambio en la isla debe sustentarse sobre tres pilares fundamentales: «la reforma económica, con la desaparición de la doble moneda y un aumento en el poder adquisitivo de los cubanos que redunde en su calidad de vida, que se terminen las trabas de los visados y las tasas para poder salir y entrar del país, y que desaparezcan los presos políticos, porque es totalmente inadmisible que existan personas encarceladas por su pensamiento». El deseo de Paz de Alarcón para el pueblo cubano es una transición hacia la democracia «sin injerencias externas de ninguna potencia, porque después de 50 años de revolución tienen derecho a elegir su propio destino y a organizarse ellos mismos sin que nadie les conduzca a nada por la fuerza».
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