Vayan pronto a ver lo que queda de la casa de Vermondo Resta
En 1609 se erigió en la actual calle Santander un conjunto homogéneo de viviendas y almacenes que se conocen popularmente por dos cosas: una «negativa», en cuanto que tapa en gran parte la Torre de la

Imagen restrospectiva de la planta baja, tal como aparece en el libro «Arquitectura Civil Sevillana»./ABC
En 1609 se erigió en la actual calle Santander un conjunto homogéneo de viviendas y almacenes que se conocen popularmente por dos cosas: una «negativa», en cuanto que tapa en gran parte la Torre de la Plata, y otra positiva, en cuanto que en uno de los extremos estaba el Bodegón Torre del Oro. Luego, los estudiosos de la arquitectura sevillana descubrieron que esa edificación, de estilo manierista, era obra del gran Vermondo Resta, el exquisito arquitecto milanés que, según la historiadora Ana Marín «fue el promotor del nuevo rumbo de la arquitectura sevillana». Y la gente empezó a fijarse, entre tapa y tapa, en que esas «casuchas» tenían -y tienen- una hermosa fachada doméstica, pero «culta», como dicen algunos arquitectos, y que es una lección magistral de cómo combinar la estética más fina con la función residencial y la comercial de su planta baja. El hallazgo revalorizó este edificio de tan bella traza hasta el punto de ganarse la consideración del Ayuntamiento que, al saber que a Resta se debe una parte considerable del Alcázar y del Palacio Arzobspal, le otorgó seguidamente todo tipo de falsas protecciones. Y a la vista está.
El edificio de la calle Santander (números 13 y 15), parcialmente derribado, es hoy un montón de ruina consentida por la Gerencia de Urbanismo, con la la excepción de la parte que tapa la Torre de la Plata, que ya fue hace años respetuosamante restaurada por José García Tapial y José María Morales. Ambos arquitectos supieron ver que la vanguardia que en su momento supuso Vermondo Resta no debía ser sustituida por otra vanguardía ajena a la obra: la de nuestros días. Lo cual no parece estar dentro de la intención de la nueva promoción de las 27 viviendas que allí van, a tenor de lo que se lee en el anuncio de la fachada: exterior tradicional e interior de vanguardia.
La noticia ha llegado a Urbanismo y sus técnicos han « girado visita» el 9 de noviembre de este mes, y han visto lo que no queremos ver: las dos plantas superiores totalmente demolidas (muros pilares y cubiertas) y una planta baja en la que todavía subsisten los pilares cruciformes y las arcadas de medio punto, más alguna que otra viga indultada. La fachada principal, sin embargo, está robustamente asegurada. Cuando Urbanismo pide explicaciones, la dirección de la obra contesta que lo que allí se ha demolido es lo que Urbanismo (Departamento de Control de la Edificación. Conservación de la Edificación) ordenó el 11 de diciembre de 2003: es decir, que se ejecutara el saneamiento y la limpieza del edificio, como paso previo a la ejecución del proyecto, debido a su mal estado. Y en Sevilla limpieza y saneamiento significan destrucción del patrimonio, si nos atenemos a lo que el documento del Ayuntamiento dice, después de pedir que se consolide el muro de la fachada trasera: «demolición completa» de todos los pilares centrales de las plantas primera y ático abuhardillado. «Demolición y posterior reconstrucción» de la escalera de acceso a las plantas superiores, y «demolición» y reconstrucción de todos los forjados.
Reparos en Cultura
Lo que se ve en la calle Santander fue autorizado hace tres años, a la vez que se exigía la reconstrucción mimética (hasta la última baldosa) de todo lo que se ordenaba demoler. Por otro lado, el edificio, bien colmado de protecciones:un nivel de catalogación C (por sus valores arquitectónicos y significación en la historia de la ciudad), está incluido en el Plan de Protección «Casa de la Moneda» (declarada monumento histórico-artístico en 1970), forma parte de un conjunto histórico y, según Urbansmo, sólo se admite una reforma parcial, con obligación de proteger «la fachada, la estructura interior de arcadas originales y el tipo de cubierta original».
El proyecto, pendiente de ejecución, ha pasado varias veces por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico y aún deberá hacerlo de nuevo porque la última vez, en este organismo no vieron inconvenienientes de importancia salvo la nueva fachada interior de «vanguardia» que se propone, por lo que se deberá presentar «un reformado». Seguimos restándole a Resta.
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