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El Panteón de Marinos Ilustres conserva desde hoy los restos mortales del almirante Miranda y Godoy

Los restos mortales del almirante Augustro Miranda y Godoy ya se

encuentran en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz)

donde se conservarán a partir de hoy "para ejemplo de generaciones

futuras", tras un acto celebrado esta mañana en el que estuvieron presentes autoridades civiles y militares, además de los familiares

del almirante, fallecido el 28 de abril de 1920. 

Los actos se abrieron con la presencia del almirante jefe de Estado Mayor de la Armada (Ajema), Francisco Torrente, quien revistó la tropa presente y saludó a las autoridades militares y civiles,  entre los que se encontraba el alcalde de San Fernando, Antonio Moreno, la subdelegada del Gobierno central, Rocío Roche, y el delegado de Gobernación de la Junta en Cádiz, José Antonio Gómez Periñán. 

Posteriormente, los restos del almirante salieron del Solemne Cortejo Fúnebre hacia la Escuela de Suboficiales, al atrio del Panteón de Marinos Ilustres, donde se rindieron los honores a los Jefes de Estado Mayor de los tres Ejércitos. 

De su parte, el nieto del almirante Miranda y Godoy, quien fuera además antiguo Ajema, Carlos Vila Miranda, pronunció un panegírico sobre la persona del almirante, quien fue trasladado, posteriormente,  hasta el interior del Panteón donde se depositaron sus restos mortales en el catafalco levantado en su honor, para luego procederse a su inhumación. 

El almirante Augusto Miranda y Godoy nació en Archidona (Málaga) el 27 de mayo de 1855. Fue número uno de su promoción en la Escuela

Naval y participó en acciones en Cuba y Filipinas. Reestructuró la

enseñanza en la Armada y fue impulsor del arma submarina, además

potenció la rehabilitación de los arsenales y la construcción de nuevas bases navales. 

Fue nombrado ministro de Marina, senador vitalicio del Reino y

propuesto como presidente del Gobierno, designación que declinó por

motivos de salud. Falleció el 28 de abril de 1920 en el Hospital Real de Santiago de Compostela, cuando todavía no había cumplido los 65 años y fue enterrado en el madrileño Cementerio de San Isidro el día 1 de mayo de 1920.

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