EE.UU. y Gran Bretaña encuentran «poca o ninguna» resistencia en la invasión terrestre
Siguiendo un innovador plan de batalla que combina simultáneos ataques por tierra y aire, el Pentágono dedicó la segunda jornada de la invasión de Irak a bombardear objetivos estratégicos en Bagdad y avanzar sus tropas desde Kuwait. Efectivos de la Primera Fuerza Expedicionaria de los «Marines» y de la Tercera División de Infantería progresaban en el desierto del sur iraquí mientras que tropas de EE.UU. y el Reino Unido se dirigen por la península Al Fao hacia Basora, la segunda ciudad del país y uno de sus principales centros petroleros, y en cuyos arrabales se han registrado fuertes explosiones durante la noche, según variascadenas de televisión.
Las tropas aliadas han indicado que podrían llegar a Bagdad en un plazo de tres o cuatro días si el avance por territorio iraquí prosigue al ritmoactual, según informó hoy un portavoz del Ejército británico del Mando Central estadounidense en Qatar, el capitán Al Lockwood.
Medidas especiales de protección
El régimen de Sadam Husein ha recibido el avance de las tropas anglo-americanas con una salva de misiles, algunos de los cuales han sido neutralizados con éxito por el mejorado sistema interceptor «Patriot». Pero ante las limitaciones de estas defensas antiaéreas norteamericanas y la sospecha de armas de destrucción masiva en poder del enemigo, las tropas aliadas en la vanguardia de esta invasión terrestre han adoptado medidas especiales de protección. Aunque no ha trascendido el uso de armas no convencionales.
Los soldados británicos que participan en esta ofensiva también han ocupado posiciones al sur de Irak. Comandos de la Real Infantería de Marina han asaltado varios objetivos en territorio iraquí, en dirección hacia la estratégica ciudad de Basora. Además, «Tornados» de la RAF han realizado varias incursiones dentro de la intensa campaña de bombardeos abierta al anochecer de Bagdad.
Evitar la provocación
Todas estas unidades han recibido la orden de no desplegar sus banderas nacionales e insignias regimentales en territorio iraquí para evitar provocaciones y desmentir el prejuicio de que esta operación militar es una interesada conquista.
Otra llamativa instrucción remitida a las tropas mecanizadas llega al extremo de prohibir el lanzamiento de dulces y golosinas a los niños iraquíes desde vehículos en movimiento, para evitar posibles atropellos.
En su avance hacia Bagdad, las tropas anglo-americanas se han empezado a encontrar con pozos petrolíferos en llamas en la zona de Rumeila. El Pentágono ha reconocido varios actos de sabotaje aunque sin llegar a los niveles de destrucción sistemática sufrida por la industria petrolífera de Kuwait en 1991, con setecientos pozos incendiados.
Según ha advertido con antelación el gobierno de Estados Unidos, los responsables de destruir la riqueza natural de Irak serán perseguidos y procesados, sin posibilidad de alegar el cumplimiento de órdenes.
Daños significativos a la infraestructura petrolífera de Irak, con las segundas reservas de crudo más grandes del mundo y un total de 1.685 pozos, tendrían un impacto global, incluido Estados Unidos que depende del petróleo iraquí exportado bajo supervisión de la ONU para satisfacer un dos por ciento de su demanda. Kuwait necesitó dos años y 50.000 millones de dólares para alcanzar la producción que tenía antes de la invasión iraquí. Por ahora, países como Arabia Saudí se han comprometido a incrementar sus exportaciones de crudo para compensar los dos millones de barriles suministrados por Irak.
Dentro del territorio iraquí capturado, el Pentágono tiene previsto construir temporales campos de internamiento para el creciente número de soldados iraquíes deseosos de rendirse. Entre las condiciones de capitulación exigidas a través de panfletos en árabe, las fuerzas de Sadam Husein deben enarbolar bandera blanca, interrumpir operaciones, permanecer en uniforme, apagar sus radares, permanecer en ciertas zonas, no destruir sus equipos, redactar inventarios detallados de sus recursos y facilitar la localización de minas.
Durante su primera comparecencia pública tras el comienzo de hostilidades, el secretario de Defensa ha apelado a los militares de Irak para que asuman lo inevitable de su derrota. Según ha recalcado Donald Rumsfeld, «los días del régimen de Sadam Husein están contados. Los soldados y oficiales iraquíes deben preguntarse si quieren morir luchando por un régimen condenado o si quieren sobrevivir, ayudar a la liberación de su país y jugar un papel en un Irak nuevo y libre».
Como confirmación de una ofensiva menos visible encabezada por unidades de operaciones especiales, un sofisticado helicóptero MH-53 «Pave Low» con comandos a bordo se estrelló ayer al sur de Irak. Automáticamente, el Pentágono organizó una operación para rescatar a los accidentados soldados en territorio hostil. Después, para asegurarse que la sofisticada tecnología a bordo del MH-53 no fuera a caer en manos del enemigo, se han bombardeado los restos del helicóptero.
Luchar también contra Al Qaida
Para ilustrar su capacidad para hacer frente a Irak y la lucha contra el Al Qaida, el Pentágono también ha desplegado ayer un millar de tropas en el suroeste de Afganistán en busca de elementos de terroristas. La operación de registro corre a cargo de elementos de la 82 División Aerotransportada, respaldados por helicópteros «Chinook», «Blackhawk» y «Apache».
Pese a la llamativa coincidencia de fechas, Donald Rumsfeld ha insistido en que el Departamento de Defensa no tiene nada que demostrar.
La Casa Blanca, con la puerta principal rodeada por una treintena de coches de Policía, intentaba ayer dar una imagen de imposible normalidad con un consejo de ministros. Al comienzo de la cita con su gabinete, el presidente Bush ha destacado «la gran habilidad y la gran valentía» demostrada por las tropas de Estados Unidos. A sus ministros, George W. Bush les ha pedido un esfuerzo de concentración en la agenda doméstica del gobierno federal, especialmente en cuestiones de educación, economía y sanidad.
Por su parte, el Departamento de Estado de los Estados Unidos -además de cerrar cautelarmente varias de sus embajadas y consulados por todo el mundo- ha renovado ayer sus explícitas advertencias a ciudadanos norteamericanos en el extranjero sobre posibles atentados como resultado de las operaciones militares que está llevando a cabo en Irak.
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