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El Obispado de Almería y las monjas de Las Puras llegan a un acuerdo sobre el edificio colindante al convento

 El Obispado de Almería y las monjas de clausura que viven en el

Convento de Las Puras de la capital han llegado a un acuerdo que pone

fin al litigio en los tribunales iniciado por las hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción, quienes pretendían la paralización de las obras de construcción de un nuevo edificio diocesano propiedad del Obispado, colindante a su abadía.

   Según informó hoy la portavoz del Obispado, María Casinello, las obras se reanudarán en breve, tras el pacto alcanzado esta misma semana entre las partes enfrentadas, ante el cual "todo el mundo está muy contento" y añadió que "han mostrado satisfacción y alivio" por el fin de las desavenencias.

   Las monjas, conocidas popularmente como 'Las Puras', presentaron

un interdicto en un juzgado almeriense el pasado mes de septiembre

para que fueran detenidas de inmediato las obras del inmueble, por

entender que se estaba vulnerando la privacidad e intimidad

inherentes a un convento de clausura, dado que algunas ventanas del

edificio tenían vistas al patio central y a otras dependencias, lo

que motivó la preocupación de las hermanas.

   El acuerdo, para el que mediaron los abogados de ambas partes,

consiste en que se tapiarán todas las ventanas que han generado la

polémica, cerrando así todos los huecos e impidiendo las vistas al

convento de Las Puras no deseadas por las monjas de clausura.

   El obispo de la Diócesis almeriense, Rosendo Alvarez Gastón,

prefirió no realizar declaraciones públicas en relación al citado

pacto, aunque sí ha trascendido que "ha sufrido mucho por culpa de

este delicado problema y quería que terminase cuanto antes".

   El convento, propiedad de esta orden religiosa que fuera fundada

por Beatriz de Silva, está catalogado como Bien de Interés Cultural

por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía desde 1992, ya

que cuenta con una Torre-Mirador del siglo XVII y un valioso

artesonado de madera de la época mudéjar en el techo de la capilla,

que data del siglo XVI, según explicaron fuentes de la Delegación a

Europa Press.

   También destacan por su importancia y belleza el claustro central

de la abadía así como las pinturas recientemente restauradas,

descubiertas en el comedor. Se trata de unos frescos pintados en las

paredes del los siglos XVII y XVIII que fueron tapados totalmente con

una pintura blanca superpuesta, con el fin de ocultarlos durante la

época de la Guerra Civil española por temor a los saqueos y actos

vandálicos que se estaban produciendo. 

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