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Sevilla / EN LA MUERTE DEL DIRIGENTE COMUNISTA

Santiago Carrillo en Sevilla: de la Sanjurjada al mitin de Dos Hermanas

El ex secretario general del PCE tardó 45 años en volver a la capital andaluza: desde el 10 de agosto de 1932 a la campaña electoral de 1977

Día 19/09/2012 - 13.33h
rafael cubiles
Carrillo en un mitin en Dos Hermanas en 1977
kako rangel
Carrillo, en un acto en el Paraninfo de Sevilla en 2006
kako rangel
Exaltados increpan a Carrillo al grito de «Asesino», en su visita al Paraninfo
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La relación de Santiago Carrillo, fallecido este martes en Madrid a los 97 años de edad, con Sevilla arranca en una efeméride histórica como no podía ser de otro modo en quien encarna por sí solo buena parte del devenir de la historia de España durante el siglo XX.

«Es mi primera visita a Sevilla desde el 10 de agosto de 1932, cuando vine con un grupo de oficiales republicanos entre los que estaba Ramón Franco, para enfrentarnos con la sublevación de Sanjurjo; aquella ha sido mi primera y única visita a esta ciudad; yo tenía dieciséis años", confesó él mismo en la primera rueda de prensa de presentación de los candidatos del recién legalizado PCE a las primeras elecciones democráticas de 1977.

El capitán general de Andalucía, José Sanjurjo, se sublevó contra el Gobierno de la II República en Sevilla en el verano siguiente a la proclamación del nuevo régimen pero su pronunciamiento tuvo enfrente a los militantes comunistas y anarquistas sevillanos, que declararon una huelga general ante la que el alzado no tuvo más salida que la huida en coche por la frontera de Portugal.

José Díaz y Santiago Carrillo

Sevilla era, en aquel año de 1932 en que Carrillo puso por vez primera el pie en la ciudad, un foco comunista de primera importancia, no en vano el panadero sevillano José Díaz había sido elegido secretario general del PCE en marzo. Precisamente, Santiago Carrillo se quejó públicamente en mayo de 2005 de que la dirección del Partido Comunista no le hubiera invitado al homenaje a José Díaz, enterrado con honores en el cementerio de San Fernando tras exhumar su cadáver de Tiflis (Georgia).

«La verdad es que me he enterado al llegar a Sevilla y me ha sorprendido mucho porque me parece que la única persona viva que ha trabajado con Pepe Díaz en la dirección del PCE soy yo», declaró enojado Carrillo en un acto de presentación en la Feria del Libro sevillana de aquel año.

Aquel día, el 2 de mayo de 2005, una discreta vigilancia policial protegía al nonagenario ex dirigente del PCE después de que hubieran intentado agredirlo en Madrid pocos días antes. Al año siguiente, lo intentaron en Sevilla.

Fue el 27 de junio de 2006, en el Rectorado de la Universidad, donde Carrillo había sido invitado de honor de unas jornadas que conmemoraban los 75 años de la proclamación de la II República y las siete décadas desde el inicio de la Guerra Civil. Un grupo de exaltados irrumpió en el Paraninfo a los gritos de «Asesino» y «Arriba España» antes de que los expulsaran de la sala.

Fernando Soto y Benítez Rufo

Esa animadversión explícita contrastaba con la normalidad con que se produjo su retorno a la ciudad el 13 de mayo de 1977 para presentar la candidatura del PCE en las elecciones a las Cortes Constituyentes que encabezaban el líder de Comisiones Obreras Fernando Soto y el histórico Manuel Benítez Rufo, más tarde primer alcalde democrático de Dos Hermanas, ambos electos. «No he venido a agredir a nadie, sino a preconizar la reconciliación y la democracia», proclamó Carrillo entonces en línea con la directriz adoptada por el comité central en 1956 antes de «pronunciar» -estaba afónico- su primer mitin en Dos Hermanas, bastión del PCE en el cinturón metropolitano.

Por si acaso, la crónica de ABC de Sevilla del día siguiente daba cuenta de «un fuerte aparato de seguridad que identificaba a la entrada a los asistentes (incluso radiotransmisores entre el servicio de guardia a la puerta del local), militantes repartidos por los alrededores y cuatro guardaespaldas que abrigaban los movimientos del secretario general del PCE».

La bandera de Blas Infante

Aquellos guardaespaldas de Carrillo se hicieron famosos en la Sevilla de la Transición porque fueron los encargados por el servicio de orden de proteger la histórica bandera blanca y verde de Blas Infante y a los niños que la portaban en la multitudinaria manifestación del 4 de diciembre de 1977 por la autonomía andaluza.

Desde aquella segunda vez, la presencia de Carrillo en Sevilla, como la de las siglas que encarnaba, se normalizó. Incluso una vez abandonó la secretaría general del PCE tras el varapalo electoral de 1982. El 12 de noviembre de 1983, durante una manifestación de medio millar de trabajadores de Astilleros en contra de la reconversión naval, Santiago Carrillo cerraba del todo la puerta de la historia del eurocomunismo que él había entreabierto: «No tengo intención de volver a ser secretario general del Partido Comunista porque cuando se dimite, se dimite de verdad».

El martes, Carrillo dimitió de la vida para hacerse un hueco en la historia de España.

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