Aunque el coordinador nacional de IU, Cayo Lara, había dado a Córdoba el papel casi mitológico, cual «excalibur», de «punta de lanza que pare el país el 29-S», lo cierto es que la huelga y los piquetes «pincharon en hueso»: no detuvieron ayer a la provincia. Pero, los sindicatos no dejaron que la realidad les estropeara su gran jornada. Los secretarios provinciales de CC.OO., Rafael Rodríguez, y UGT, Antonio Fernández, indicaron que el apoyo fue de entre el 80% y el 85% en la provincia. Sin embargo, en el comunicado que emitió Comisiones finalmente lo cifraba en un 85%.
Ambos sindicatos se mostraron satisfechos con el respaldo recibido, pese a que se situaba sensiblemente por debajo del que obtuvieron en la anterior huelga general de 2002, cuando, también según sus propios datos, se llegó al 93%. Respecto a la capital, se limitaron a indicar que el apoyo había sido algo mayor que en la provincia, con lo que, de confirmarse, superaría el 80% de hace ocho años.
Batalla de datos
Según CC.OO. y UGT, los sectores en los que su convocatoria tuvo mayor respaldo en la provincia fueron transportes (95%); agroalimentación (95%); industria (90%); y construcción, madera y metal (90%). Por detrás, se situaron el sector público, así como el comercio y la hostelería (en ambos casos el 75%). Por el contrario, el seguimiento más bajo se dio en la sanidad y en la enseñanza no universitaria —en ambos casos, un 40%—.
Y a partir de ahí empezó la guerra de cifras. Si los sindicatos señalaban que el respaldo en la Junta había sido del 70%, la subdelegada del Gobierno, Isabel Ambrosio, salía, con precisión germánica, a decir que era del 5,76%, aunque luego se actualizó la cifra (8,1%).
Si ellos indicaban que el respaldo en el Ayuntamiento «amigo» de la capital —IU apoyaba la convocatoria— había alcanzado el 95%, el Consistorio lo dejaba en el 69%.
En el sector privado, CECO a media mañana ya dejaba claro que no había percibido un seguimiento masivo, aunque eludió la batalla de datos.
Sin llegar a un respaldo abrumador, sí parece que los sindicatos donde lograron más apoyo fue en la industria. En medio de la penumbra de la madrugada y al amparo de la actuación de piquetes en La Torrecilla, Amargacena y Las Quemadas, se movilizaron para lograr un buen resultado en el sector fabril.
Seguro que les fue mejor que en el comercio. Una vez más, fracasaron en su obsesión de paralizar la actividad de El Corte Inglés. Un piquete de 150 personas protagonizó momentos de mucha tensión en su centro de Ronda de los Tejares, que se saldaron con dos detenidos. Pero, ni «cayó» este gigante ni el pequeño comercio. La Federación del sector sostuvo que el 80% de los negocios abrió.
Eso sí, la controversia sobre la actuación de los piquetes informativos —capítulo aparte merecería la pasividad de la Policía Local—no se iba a quedar sólo en el «escaparate» de El Corte Inglés.
También generó polémica su actuación en Aucorsa, donde impidieron la circulación de los servicios mínimos, alegando que el gerente de esta empresa municipal, Vicente Climent, había designado para dichos servicios mínimos a trabajadores que querían hacer huelga en lugar de nombrar a empleados que no deseaban secundar el paro. Ante esta «actuación provocadora», explicó el secretario provincial de CC.OO., el piquete tuvo una «reacción lógica»: dejar sin autobús municipal a todos los cordobeses.
Pero, estos grupos de trabajadores que teóricamente se limitan a informar también se dejaron sentir a las puertas del Ayuntamiento de la capital, en Mercacórdoba o en la Estación de Autobuses donde no permitieron la circulación de los servicios mínimos dentro de Córdoba e interprovinciales hasta las nueve de la mañana.
El presidente de CECO, Luis Carreto, se mostró extraordinariamente crítico con este tipo de prácticas que, dijo, sólo con «sarcasmo» pueden ser consideradas como informativas. «Donde el piquete ha funcionado el paro ha existido», denunció.
Para los sindicatos, ésta no era ni una cuestión menor. Les preocupaba más la actividad central de esta protesta. Se trató de una manifestación en el Centro, en la que participaron 20.000 personas, según UGT y CC.OO., y 5.500, de acuerdo a la Subdelegación del Gobierno. Fue el colofón de una jornada en la que Córdoba fue una punta de lanza sindical sin filo.





