Un rescate de Irlanda por parte de la UE podría llegar en cualquier momento, pero el Gobierno irlandés sigue insistiendo en que no hay motivo para ello. «Estamos haciendo las cosas como hay que hacerlas; cuando un alumno es aventajado no hace falta poner un profesor en clase», se afirma desde el Ministerio de Finanzas irlandés, convencido de que su plan de austeridad a cuatro años dará resultado.
Comer en Dublín, con la hamburguesa de McDonald's a 1 euro, resulta más barato que en los años del Tigre Celta, pero como los sueldos son más bajos (los funcionarios han tenido un recorte de hasta el 15%) y hay más paro (en el último año ha subido un 2%) resulta complicado que los irlandeses puedan aguantar que la extrema austeridad se prolongue.
Mientras los líderes del G-20 y las instancias comunitarias europeas analizan una urgente medida para salvar a Irlanda, este país mantiene la versión de que no ve motivo para la intervención. En una larga sesión con ABC en el bloque de edificios gubernamentales de Dublín, economistas del Ejecutivo intentan demostrar con cifras que la situación no es para un colapso.
«El factor crucial es que las exportaciones, que son el 80% de nuestro PIB, siguen creciendo. Este año lo habrán hecho en un 6,25% frente al retroceso del 4% del año pasado (en los países líderes europeos fue peor), y una estimación nada generosa para 2011 sitúa la subida en el 5%», explica Eoin Dorgan.
Incluso con el severo recorte del gasto público de 6.000 millones de euros anunciado para el próximo Presupuesto, de los 15.000 millones que deben recortarse en los próximos cuatro años, el paro se mantendrá en 2011 entorno al 13% y se prevé un crecimiento económico del 1,25%, que aunque discreto no es negativo (este año podría cerrarse con 0,25%).
«La economía irlandesa, por tanto, funciona», afirma Dorgan señalando diversas tablas comparativas. “Otra cosa es que el sector inmobiliario atraviese un gran bache y eso haya restado importantes ingresos al Estado en concepto de diversas tasas relacionadas con la construcción, que venían suponiendo el 15% de la recaudación total”.
Para remediar esa falta de ingresos, agravada por la falta de colocación de deuda soberana en los mercados, el Gobierno va a proceder a instaurar impuestos sobre la propiedad y sobre el consumo de agua, que hasta ahora no existían por razones históricas.