Tras casi cuatro horas de negociación, la patronal y los sindicatos lograron anoche acercar unas posturas que la semana pasada estaban muy distantes. La rebaja de las expectativas empresariales en la negociación de los convenios hizo ayer posible mantener vivo el diálogo con los sindicatos en una reforma que, sin embargo, no podrá llevar Rodríguez Zapatero a la cumbre europea que empieza mañana en Bruselas, tal y como era su deseo. No obstante, sí que podrá presentar ante los mandatarios de la UE la posibilidad real de una inminente reforma pactada de la negociación colectiva.
Al encuentro de anoche asistieron el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y su secretario general, José María Lacasa. Por CC.OO. y UGT, sus secretarios generales, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez. Al término del mismo, ambas partes emitieron un comunicado conjunto tan escueto como aséptico: «Los representantes de CEOE, Cepyme, UGT Y CC.OO. han mantenido una nueva sesión para hacer balance de las reuniones celebradas durante las últimas semanas. Han analizado los puntos más significativos de la negociación y han acordado seguir avanzando en las negociaciones sobre la reforma de la negociación colectiva durante los próximos días». Y todo ello cuando el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibe hoy en La Moncloa a Méndez y Toxo.
Fuentes consultadas por este periódico confirmaron que las negociaciones se han desbloqueado después de que la CEOE desinflara sus propuestas de máximos de la semana pasada. Las mismas fuentes apuntaron que se habían producido avances en los temas relacionados con los convenios de empresa y las pymes, donde los sindicatos quieren tener más presencia y controlar los convenios en las empresas con menos de seis trabajadores, algo que hasta ahora la Cepyme se ha negado en rotundo.
Por otra parte, Álvaro Nadal, secretario de Economía y Empleo del PP, se mostró ayer partidario de ligar los salarios a la evolución de la tasa de desempleo. En un desayuno informativo organizado por la APIE, Nadal aseguró que en España, a diferencia de lo que ocurre en un país industrial como Alemania, es muy difícil medir la productividad, por lo que le pareció también muy complicado el establecer este índice como referencia para la evolución de los salarios. «¿Cómo mides la productividad de un bar?», apuntó. Estas declaraciones contrastan con las que realizó a la misma hora la vicepresidenta económica, Elena Salgado, en las que aseguraba que la productividad debe estar presente en los salarios.
