Y después de Portugal ¿qué? ¿Es ahora el turno de España? Es la pregunta que más se repetía ayer en los foros económicos dentro y fuera de nuestras fronteras. La respuesta fue bastante unánime: España no es Portugal y no seguirá sus pasos porque ha empezado a atajar sus principales desequilibrios. Pero también una advertencia, cuidado con lanzar las campanas al vuelo, Madrid todavía no ha acabado las reformas y tiene deberes por hacer.
Los mercados subieron ayer pese a la presión del rescate portugués
En el ámbito internacional quien más énfasis puso en la defensa de España fue la Comisión Europea, especialmente interesada en que Portugal sea el último país en caer. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, rechazó realizar cualquier analogía entre la situación de ambos países. «España está en el buen camino para cumplir sus compromisos de reducción de déficit por lo que tiene que ser juzgada por sus méritos, sin establecer analogías y especulaciones. El Parlamento español ha aprobado reformas importantes para contener el gasto o reformar el mercado de trabajo, lo que ha dado como resultado que nuestros análisis económicos se hayan cumplido hasta la fecha», apuntó.
Almunia aseguró que el rescate de Portugal será el último
Se aleja de la periferia
También en el ámbito internacional el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, descartó tajantemente que España pueda sufrir un contagio de la crisis portuguesa y alabó las decisiones tomadas por el Gobierno español en el último año. «España ha diferenciado su producto con éxito», argumentó. Pero una advertencia: «Nunca se debe cantar victoria completamente porque el trabajo nunca está terminado, pero creo que España ha logrado retos sustantivos», añadió.
FT lo celebró pero avisó de que España «no debe cantar victoria aún»
«España tiene una historia de superávits fiscales y años de fuerte crecimiento»
Desde el PP se aprovechó el rescate portugués para pedir reformas al Gobierno que impidan el contagio. Y algunos, como el líder de UGT, Cándido Méndez, aprovecharon para atribuirse el mérito de que no se esté produciendo un efecto arrastre en España. A su juicio ha sido el acuerdo que firmaron empresarios, sindicatos y Gobierno el que evita el contagio.








