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«Si existe una expresión artística que tenga un maridaje mejor con la música, es la del toreo». Con estas palabras definía Ignacio Otero Nieto, acedémico de número de la Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, su conferencia «Los toros y la música», con la que se cerró ayer las jornadas conmemorativas del centenario de la alternativa de Joselito.
El acto estuvo presidido por el teniente de Hermano Mayor de la Real institución, Javier Benjumea Llorente, marqués de La Puebla de Cazalla, que estuvo acompañada de la presidenta de la Academia Santa Isabel de Hungría, Isabel León, marquesa de Méritos, que fue la encargada de presentar al conferenciante.
El conferenciante señaló que el pasodoble «contagia y da alas al lidiador y ánimo al público», por lo que se preguntó si «¿es posible una tanda de magníficos naturales sin los sones de un pasodoble?», siendo de la opinión de que «la música es el complemento natural al toreo».
No tuvo reparos en censurar, en épocas de innovación, el hecho de que determinados programas radiofónicos y televisivos dedicados al mundo de los toros «utilicen canciones que nada tienen que ver con el rico acervo de la música de pasodobles, incluyendo incluso temas en inglés. No puede ser más extraño al ritmo de Joselito».
Género riquísimo
Por lo que respecta al pasodoble, Ignacio Otero Nieto, que repasó de forma exhaustiva la conjunción entre éste y el género de la Zarzuela, señaló que es «un mundo riquísimo, señalando que «La Giralda» fue encargado para la Exposición de París; que «Gallito», de Santiago López, se estrenó en 1908 y está dedicado a Fernando El Gallo, hermano de Joselito y que «Serva La Bari» la interpreta Tejera «cuando destaca un banderillero». Empero, discrepó de «Nerva», que a su juicio «es un pasodoble que le disputa el protagonismo al torero, algo que nunca debe ocurrir».
Cerró el acto y las jornadas conmemorativas el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, quien se congratuló del éxito de las mismas y de que «los asistentes han podido conocer mucho mejor la figura de José Gómez Ortega, que se agiganta aún más con el paso del tiempo», señalando que, «personalmente, me admira el reconocimiento que tuvo en vida, y que han definido como el lidiador más completo y el compendio del buen hacer de la Tauromaquia».