El asesino de «La Pará» se tomó un cubalibre en el mismo bar tras acuchillar al dueño
JOSÉ L. GARCÍASEVILLA. El brutal asesinato del propietario del bar trianero «La Pará» fue fruto de una minuciosa preparación por parte de Daniel C.M., que acudió al local con la firme determinación de
JOSÉ L. GARCÍA
SEVILLA. El brutal asesinato del propietario del bar trianero «La Pará» fue fruto de una minuciosa preparación por parte de Daniel C.M., que acudió al local con la firme determinación de acabar con la vida del dueño, para evitar que en un futuro pudiera reconocerlo. Así lo explicó ayer en rueda de prensa la portavoz del Cuerpo Nacional de Policía en Sevilla, Ana Cambón, que ratificó lo ya sabido en cuanto al móvil del crimen, que fue consecuencia de un robo en toda regla, en el que no hay más implicados que el único detenido por esta causa.
Según los detalles facilitados ayer, la premeditación con que actuó Daniel C.M. fue tal que incluso se dotó de un vehículo con el que poderse llevar el televisor de 40 pulgadas que había en el bar, al que había acudido reiteradamente para medir cada uno de sus pasos dentro del local y saber qué era lo que iba a llevarse. Para ello, robó una furgoneta con la que, el pasado día 24, puso rumbo al bar «La Pará», en cuyas inmediaciones la estacionó. Acto seguido, se mezcló con los clientes y esperó a que éstos fueran abandonando el local.
La suerte, a su favor
Incluso el factor suerte estuvo de su lado, pues desde dentro del bar vio cómo quedaba libre una plaza de estacionamiento frente al local y rápidamente salió en busca de la furgoneta para dejarla allí preparada. Para garantizar que nadie le quitara el sitio, «reservó» el hueco con mesas y sillas del propio establecimiento en el que iba a robar minutos más tarde.
Alrededor de las once y media de la noche, casi a la hora en que el representante español en Eurovisión aparecía en el televisor, el bar quedó por fin vacío de clientes. Sólo quedaba Daniel, que inmediatamente asestó las primeras cuchilladas a Jin L.M., valiéndose para ello de un arma blanca sobre la que no se ha aclarado si la llevaba encima o la cogió del mismo local.
En una ratonera
Conforme a lo ya sabido, el ciudadano chino propietario de «La Pará» intentó huir en dirección al aseo, para pedir ayuda desde allí con el teléfono móvil que llevaba en el bolsillo del pantalón, pero cayó en una ratonera. Su asesino no le dio tregua, pues allí mismo comenzó a apuñalarlo en el cuello. Hasta ocho fueron las cuchilladas propinadas, una de las cuales lo degolló.
El aseo quedó encharcado en sangre que el asesino esparció por el local con sus pisadas, dejando impresa la huella de unas zapatillas de deporte.
Así se supo que, tras dar muerte Jin L.M., el asesino se dirigió a la parte posterior de la barra para sustraer la recaudación de la caja registradora y reventar el cajetín del teléfono. Y tal vez para lavarse, pues su siguiente paso fue ir al otro lado de la barra para terminar de consumir el cubalibre de ron con cocacola que se había dejado a medias.
Acto seguido cargó en la furgoneta el televisor y el ordenador portátil de su víctima y huyó del lugar, dejando previamente el bar cerrado por fuera.
La huida estuvo a punto de ser descubierta por la esposa de Jin, que, ante la tardanza de su marido, llegó a bajar a la calle para ver qué pasaba, pero se encontró con el bar cerrado y con las luces apagadas, por lo que volvió a su domicilio.
Horas más tarde, sorprendida porque Jin no había vuelto, bajó de nuevo y dio la voz de alarma.
En la investigación del asesinato ha sido crucial el trabajo de la Brigada de Policía Científica, cuyos especialistas aislaron rápidamente las huellas dejadas por el asesino en varios lugares, entre ellos el vaso de su cubalibre, además de obtener muestras para aislar ADN en las colillas de los cigarrillos que había dejado en el cenicero.
En este caso, no fue necesario ni tan siquiera esperar a tener el resultado del ADN, ya que Daniel estaba plenamente identificado por sus huellas en la misma tarde del día en que fue hallado el cadáver de Jin L.M.
Ana Cambón señaló que la detención del presunto asesino se demoró porque ha vivido en varios sitios, ya que alquila viviendas y no las paga, por lo que tiene que cambiar a otra sucesivamente. Finalmente, sin embargo, fue localizado en Triana, cerca de su último domicilio conocido, en la calle San Jorge.
Más tarde, la Policía encontró en su casa tres billetes chinos, una bolsa idéntica a la que había dejado olvidada en el bar con algunas herramientas en su interior, presuntamente robadas de coches estacionados en la calle, y dos rollos de papel de empapelar idénticos a los que había dentro de la bolsa olvidada. Lo que la Policía no pudo hallar fue la ropa y el calzado utilizado para el crimen, que Daniel había tirado al río.
También fueron encontradas en su poder las llaves de la furgoneta que utilizó para llevarse los objetos.
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