Maristas, 75 años de vida compartida
SE cumplen este año los 75 de la presencia de la Institución Marista en Sevilla, que decidió fundar el Colegio San Fernando para formar a los niños y jóvenes de la ciudad, siempre al abrigo del lema

SE cumplen este año los 75 de la presencia de la Institución Marista en Sevilla, que decidió fundar el Colegio San Fernando para formar a los niños y jóvenes de la ciudad, siempre al abrigo del lema que el fundador, san Marcelino Champagnat, dejó a los hermanos que proseguirían su labor docente: hacer de los alumnos buenos cristianos y honrados ciudadanos. Desde su primera y efímera sede de 1933 en la calle san Eloy, en el curso siguiente y dada la alta demanda de plazas en este centro religioso, en plena República, se pasó al edificio del antiguo hotel Bristol, en calle Jesús del Gran Poder, para permanecer en él hasta 1968, cuyas demolidas instalaciones siguen grabadas en el recuerdo de centenares de antiguos alumnos que continúan presumiendo de la educación recibida en aquellas aulas, de la rectitud y al mismo tiempo humanidad de quienes les dieron una formación integral, académica, social y religiosa, al tiempo que les enseñaron a seguir a Jesucristo siempre a través de la Buena Madre, María, a la que se sigue venerando en el colegio bajo la advocación de Virgen de los Reyes.
Como el crecimiento del alumnado era incesante, se abrió una nueva sede, en la calle san Pablo, en 1945, compartida con la anterior hasta 1968. De su inmediata proximidad con la capilla de Montserrat surgieron unas especialísimas relaciones con la hermandad, que ha permanecido viva incluso tras el cierre del edificio que albergaba en Centro, en 1972. Prueba de ello es la pertenencia a la misma de muchos antiguos alumnos, miembros de sus Juntas de Gobierno, como la actual, en la que se integran cinco ex alumnos maristas. Pero esta vinculación cofrade con quienes ocuparon las aulas del Colegio San Fernando es extensible a otras hermandades, de forma destacada con la hermandad de la Soledad de san Lorenzo, en la que igualmente muchos de los que han ocupado y ahora ostentan cargos de gobierno fueron formados bajo el carisma marista. Todos, sin excepción, suelen contar sus más preciadas vivencias de aquella etapa formativa, rememoran los nombres de hermanos que dejaron profunda huella en ese ciclo de la vida en que la receptividad es plena y reconocen que esos años marcaron el devenir de su futuro, en lo profesional, familiar y religioso. Al realizar el recuento de hermanos mayores, consejeros de la Junta Superior del Consejo de Cofradías, pregoneros de la Semana Santa y de cualquier vertiente del ámbito de las hermandades, encontramos que en un buen número de ellos sus currículum aparecen iniciados por su educación marista.
La sede actual en el límite del barrio de Triana con Los Remedios, en la calle Paraíso, se inauguró en 1969, siendo ya un edificio construido ex profeso para el fin colegial. En él se han dado los profundos cambios que la sociedad ha experimentado en las décadas postreras del siglo XX, las transformaciones sustanciales de las sucesivas leyes de educación, pero sin dejar en momento alguno de impregnar la enseñanza y el clima de trabajo de las aulas de la orientación que ha caracterizado al colegio en estos 75 años de existencia sevillana, a pesar de que los profesores seglares hayan sustituido en una proporción relevante a los hermanos, pero quienes han asumido el compromiso de educar en el Colegio San Fernando, lo han hecho conscientes de que deben ser continuadores de una forma singular de formar a los jóvenes, al estilo Champagnat.
La enseñanza hoy exige nuevos retos perfectamente compatibles con la tradición marista, pues sigue estando en vigor, quizás aún más, el principio de una formación como personas destinadas a incorporarse a una sociedad muy exigente y en la que los cristianos tienen obligación de dar continuo testimonio de su creencia; la preparación adecuada para alcanzar las metas laborales que colmen las aspiraciones de los futuros profesionales; la visión de nuestro mundo desde la perspectiva de la fe, que se complementa en el colegio con los numerosos y activos grupos de vida cristiana que dinamizan y alegran todo el centro los fines de semana; la atención a los jóvenes más necesitados y la solidaridad con el entorno y con pueblos carentes de lo básico, también en la educación- para ello funciona SED, la Ong marista-. Desde los 3 años, con el primer curso de Infantil, que aporta al colegio un ambiente hogareño y de juego, entrañable y emotivo, hasta el segundo de Bachillerato, de los alumnos que aún deseando incorporarse a la Universidad comienzan a sentir la añoranza de lo vivido, de lo compartido con sus compañeros y profesores, los más de 1200 niños y niñas, chicos y chicas que conforman el alumnado actual, junto al resto de la Comunidad Educativa, se constituye la que denominamos con sano orgullo Familia Marista sevillana.
Y como muestra objetiva de una loable una formación en valores, que sólo podemos percibir conociendo a los alumnos y sus obras, y la académica, que sí es constatable y será más positiva si el clima cotidiano de trabajo es el idóneo, podemos reseñar los resultados de la última convocatoria de Selectividad, que supone el resumen de todos los ciclos educativos del alumno, aunque se culminen con la preparación específica del último curso. De los 68 alumnos matriculados en 2º de Bachillerato, 67 aprobaron el curso y la Selectividad, lo que supone un 98´53 % de los matriculados y un 100 % de los presentados en la prueba de acceso universitario. La nota media de sus expedientes académicos era de 7´41 y la de la Selectividad de 7´16, sólo un 0´25 de diferencia. Con ello, la mayoría de los alumnos han podido optar a las carreras a las que aspiraban. Datos que dejan constancia de la buena salud de un colegio que encaminándose ya hacia su centenario, ha mantenido un sello indeleble, por el que ha sido apreciado por alumnos y padres de varias generaciones de sevillanos, y se esfuerza por seguir siendo fiel a sus principios fundacionales, con la obligada adaptación a las nuevas formas del siglo XXI.
Los Maristas y cuantos con ellos se han identificado en estos 75 años de presencia continuada y fructífera en Sevilla estamos de fiesta, pues conmemoramos una gozosa efemérides a la que invitamos a todos cuantos valoren el importante papel que ha desempeñado el colegio San Fernando en nuestra ciudad. Es una celebración que deseamos compartir, como en la buenas y bien relacionadas familias, pero, sobre todo, este aniversario servirá para renovar el compromiso de la Institución y del profesorado de seguir enseñando a los niños y jóvenes sevillanos con idéntico carisma al heredado del fundador, que no está en modo alguno obsoleto, al contrario, de plena actualidad y vigencia. Así podrán continuar los padres confiando la formación de sus hijos a quienes les garantizan que recibirán una educación plena como personas, futuros responsables e integrantes de la sociedad sevillana.
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