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A la medida de los sueños

POR CLARA GUZMÁNToda sevillana es una diseñadora nata cuando se trata de ponerse de largo en la Feria. Desde niña aprende ese lenguaje tácito que parte de la frase hecha «yo me visto». A partir de ahí

Isabel Lledó, Reyes de la Lastra, Rosario Compagni e Isabel Suárez Lledó. Todas llevan trajes de Fabiola García-Liñán, menos Reyes de la Lastra, ideado por Cristina Galán, a partir de un mantel antiguo

POR CLARA GUZMÁN

Toda sevillana es una diseñadora nata cuando se trata de ponerse de largo en la Feria. Desde niña aprende ese lenguaje tácito que parte de la frase hecha «yo me visto». A partir de ahí existe toda una terminología que empieza con la detallada explicación del equipo que lucirá en el real. Cada parte del traje y de los avíos irá precedido por el adverbio de tiempo ahora. «Ahora, lleva los volantes así, ahora, la manga asá, ahora, los pendientes Marisol, ahora, los zapatos de salón...». Ahora es el tiempo fugaz que se escapa y que hay que atraparlo deprisa, en esa filosofía del feriante del no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Y hoy podría ser perfectamente plasmar en su particular paleta cromática los dos o tres colores que conjuguen para luego aplicarles el ahora.

Ahora las sevillanas tienen donde escoger porque se lleva de todo, pero, evidentemente, no todo es llevable, en la misma línea que no todo es ponible. Si nos atenemos a que el traje de flamenca cambia al compás de las tendencias del momento, en el inicio del siglo XXI se impone la retrospectiva. A saber: se llevan los estampados geométricos y abstractos extraídos del pop de los sesenta; las flores, el ganchillo en apliques y mantoncillos que evocan el movimiento hippie; los dorados y plateados que se impusieron en los ochenta; los trajes cortos a lo Marisol, pero reformados para evitar el revival del revival. El tejido cachemir, mezclado con telas bordadas o con aplicaciones, los perforados, los colores verde limón, blanco y negro, marrones, morados en todas sus gamas...

Pero la calle manda y la sevillana sabe como nadie combinar colores y hechuras. Se ha empapado desde niña y no se deja engañar por el vistoso espectáculo de una pasarela. «Cualquiera puede estar lleno de animación y de buen humor cuando va bien vestido», decía Charles Dickens en un aforismo que les va como anillo al dedo a las cabales. Saben si pueden ponerse manga sisa o ya no pasan la temida «prueba del salero», esa que al agitar el susodicho utensilio, las carnes no permanecen prietas, sino que sufren un temido bamboleo. Para esos casos, la elegancia de una manga al codo o larga, de última este año. Saben que los lunares siguen en alza en todos los tamaños y que permanecen el largo y la hechura de siempre. Sólo la imaginación vuela y se ciñe a la Feria.

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