El canónigo Gil Delgado presenta la primera biografía completa del cardenal Segura

El canónigo de la Catedral de Sevilla Francisco Gil Delgado

presentó hoy en el Club Antares de la capital hispalense su libro

'Pedro Segura. Un cardenal de fronteras', publicado por Biblioteca de

Autores Cristianos, que supone la primera "biografía completa" de

este "polémico y contradictorio" cardenal, según explicó en rueda de

prensa el director de la editorial, Joaquín L. Ortega.

   Al acto de presentación, que presidio el Arzobispo de Sevilla,

Carlos Amigo Vallejo, además del editor y el autor, asistió también

el novelista Julio de la Rosa. Respecto al  punto de vista desde el

que se retrata al personaje, Ortega declaró que el autor "se

manifiesta como un admirador, seducido por la grandeza humana e

intelectual de Segura, aunque esto no le impide ser crítico con

alguna de las actuaciones de esta eminente figura, independientemente

de las consideraciones que se hagan sobre ella".

   Por su parte, Gil Delgado -doctor en Derecho Canónico, escritor y

periodista- señaló que su libro destaca por destapar la "falsedad"

de la multitud de sanbenitos, leyendas y tópicos que han circulado

durante años sobre el que fuera obispo de Valladolid, Coria, Burgos,

Toledo y Sevilla, cargo del que fue depuesto en noviembre de 1954

mientras estaba ausente de la ciudad, un hecho inusual que dio lugar

a múltiples comentarios e interpretaciones. 

   Entre estos tópicos, el biógrafo, que conocía desde sus tiempos de

seminarista al cardenal Segura, aseguró que "esta caida, a pesar de

lo que muchos han defendido, no está relacionada con un

enfrentamiento entre el obispo y Francisco Franco", sino que, a su

juicio y basándose en la documentación encontrada, la decisión partió

unicamente de Roma.

   Obsesionado, según Gil Delgado, por el pecado y el castigo divino

y "completamente reacio" al dialogo de la Iglesia Católica con otras

religiones cristianas, Pedro Segura escribía continuamente cartas

pastorales denunciando supuestos "bailes obscenos y comportamientos

impúdicos" y llegó a crear un problema internacional a causa de sus

ataques al protestantismo.

   En esta línea, Segura fue famoso por sus excomulgaciones, "aunque

en realidad sólo excomulgó a un joven beatón que realizaba un extraño

culto nocturno", pues en todos los demás casos se trató de una

llamada de atención de menor grado: la puesta en entredicho. Esta fue

aplicada a Ayuntamientos como el de Los Palacios (Sevilla) y

Manzanilla (Huelva), por permitir "bailes modernos" o, como en el

segundo de los casos, únicamente por anunciarlos en los cartes de las

fiestas religiosas. 

  El escritor, que expresó su intención de ofrecer una imagen muy

realista del personaje "atendiendo a sus luces y sus sombras",

explicó que el cardenal llevó hasta el extremo las estrictas

enseñanzas recibidas en la Universidad Pontificia de Comillas,

viviendo siempre en el limite, "pasando fronteras espinosas con el

viento del tiempo en su contra". "Lo enriquecieron tanto en las

enseñanzas abstractas que no era capaz de ver las cosas concretas",

dijo.

  Esta actitud provocó el desgaste de su figura dentro de la Iglesia

y de ahí su destitución como obispo de Sevilla. "Franco se limitó a

esperar", indicó Gil Delgado, quien defendio que "si bien el general

debía estar algo molesto por las continuas llamadas de atención del

cardenal sobre la relajación de las costumbres, siempre lo admiró

profundamente" lo que demuestran sus frecuentes encuentros y que

después de la muerte de Segura, el mismo Franco fuera el primero en

dar órdenes "de subirse al carro de las honras fúnebres del

cardenal".

   Ahora bien, junto a estos aspectos más negativos de su existencia,

Gil Delgado aseguró haber encontrado otros muchos postivos y afirmó

sentirse como el padre de su biografiado, "que se lamenta de lo malo

que ha hecho su hijo y se alegra de lo bueno". "En Coria, Cáceres,

tuvo un pontificado precioso, con un gran preocupación por los temas

sociales, que le llevaron a denunciar el subdesarrollo de Las Urdes y

a crear sindicatos de obreros", defendió. 

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