«Este matrimonio es un eslabón más de la dinastía que nos engarza con la historia»
MADRID. Era la petición de mano más esperada de los últimos años. Siguiendo los cánones de la tradición, el Heredero de la Corona y su prometida, doña Letizia Ortiz, intercambiarían los regalos y, después, comparecerían ante la Prensa, primero sólos, y luego con sus familias. Sin embargo, la espontaneidad de la prometida, que llegó a interrumpir y a apostillar varias veces al Príncipe de Asturias, y su forma de desenvolverse convirtió el acto en otra cosa. Menos protocolario y solemne de lo esperado, quizá; pero también más natural y próximo.
Igual que el lunes pasado, durante su primera comparecencia ante la Prensa, el Príncipe de Asturias y doña Letizia permanecieron cogidos de la mano y sonrientes durante casi los diez minutos que duró la sesión. Y así, aparentemente tranquilos y entre risas y sonrisas de complicidad, fueron respondiendo a las preguntas dirigidas por algunos de los más de 350 periodistas de varios países que asistieron en el Palacio de El Pardo a la sesión fotográfica de la petición de mano.
Lo primero que hizo la pareja, nada más entrar en el Patio de los Austrias, fue mostrar los regalos que ya se habían intercambiado: doña Letizia enseñó el «anillo de oro blanco y brillantes» que le había regalado Don Felipe. «Un diseño moderno», matizó el Príncipe de Asturias y, acto seguido, mostró él los gemelos, también de oro blanco y zafiros, que le había entregado su prometida. Pero estos no fueron los únicos regalos del día. Después, tal y como anticiparon, el Heredero de la Corona entregaría a la periodista «una joya de la Familia» -un collar de perlas y zafiros- y ella, «una joya literaria», «El doncel de Don Enrique el doliente», de Larra. En seguida empezó la batería de preguntas: ¿Nos podría adelantar la fecha de su boda? Y respondió Don Felipe: «La fecha no la sabemos, será a finales de primavera o principios del verano, pero todavía hay que definirla y no queremos hacer ningún anticipo de fecha para que nadie se equivoque».
¿Cuándo tomaron la decisión de casarse? Doña Leticia toma la palabra: «Hace tiempo». «Hace suficiente tiempo», agrega el Príncipe, «lo que pasa es que hubiéramos necesitado un poco más de tiempo para preparar todo esto. Pero por lo menos teníamos la confianza de tener la decisión tomada».
«Ha sido difícil»
Uno de los periodistas felicita a la pareja por la discreción con la que lograron mantener su relación: «Ha sido difícil. conociendo a los compañeros», afirma la prometida. Después de estos comentarios, se les pidió que enseñaran los regalos, el anillo y los gemelos. Una vez mostrados, Don Felipe agregó: «Aparte, tenemos otros regalos que nos vamos a dar luego, pero que ya nos los hemos anticipado. Yo le voy a dar una joya de la Familia y...» «Yo, una joya literaria -agregó su prometida-: un libro muy bonito que estaba buscando hace tiempo, de 1850, de Mariano José de Larra, una edición preciosa de una historia caballeresca del siglo XV. Un libro que quería para él». Doña Letizia parece referirse a la tercera edición de lujo que el editor Peña, de Madrid, hizo en dos volúmenes en 1852-54.
«Un tremendo apoyo»
Siguen las preguntas: ¿Qué significa este matrimonio para la Monarquía? Don Felipe responde: «Significa, sobre todo, la continuidad. Permite dar la posibilidad de un eslabón más en la cadena de la dinastía que nos engarza con la historia. Aparte, me permite incorporar un valor, un activo, a mi trabajo y a la función representativa y al trabajo por el bien de los intereses generales de los españoles. Y, personalmente, un tremendo apoyo. Sus cualidades y su valía van a ser fundamentales y van a dar grandes frutos».
Otro periodista se interesa por los planes profesionales de doña Letizia y su nueva vida, y es ella misma la que responde: «El anuncio del compromiso y la petición de mano queda claro que es un punto y aparte en la labor profesional que he ejercido hasta ahora. Y lo que sí es deseable, lo que vamos a intentar, es que de forma gradual me desvincule de TVE, no inmediatamente. Y también está claro que a partir de ahora y de forma progresiva voy a integrarme y a dedicarme a esta nueva vida con las responsabilidades y obligaciones que conlleva y con el apoyo y cariño de...». En este momento, Don Felipe interrumpe a su prometida con un «vale, vale...». Pero ella, ante la sorpresa de los presentes, insiste con otro «déjame hablar a mí» y consigue acabar la frase: «...de los Reyes y, por supuesto, el ejemplo impagable de la Reina». Una vez más, Don Felipe retoma la palabra para agregar: «No le va a faltar trabajo y va a tener el día bien ocupado».
«Desde que la conozco, mucho más»
Las preguntas continúan y ahora un informador se interesa por las cualidades que destacaría uno del otro. El primero en responder es el Príncipe de Asturias: «Hay muchas evidentes a los ojos de todos, pero su elocuencia y su inteligencia, su espíritu de responsabilidad al trabajo, su coraje ... todo eso ha sido muy importante. También, unos principios, una rectitud y una ejemplaridad en el trabajo que siempre me han impresionado y, desde que la conozco, mucho más».
Ahora, doña Letizia apostilla «y antes también ¿eh?», para pasar a enumerar las cualidades del Heredero de la Corona: «Es un ser humano excepcional, muy respetuoso, muy sensato, inteligente... Es un gran lector, algo que para mí es muy importante, una persona afanada en crecer por dentro y en tener una visión del mundo y de la vida muy justa y muy comprometida». «Eso te lo voy a recordar», bromea el Príncipe de Asturias.
Otro informador destaca la importancia de los hijos para la dinastía y pregunta a la pareja cuántos desearía tener. «Eso no lo podemos decir del todo, pero la intención es quizá por encima de dos y por debajo de cinco», bromea el Príncipe y su prometida agrega un expresivo «¡anda!». No descartaron después, a preguntas de los periodistas, que uno se llamara Pelayo.
Una vez apaciguadas las risas, la prensa astuariana pregunta a los prometidos si tienen previsto viajar próximamente al Principado. «No lo sabemos todavía, pero obviamente Asturias va a ser un punto importante en el calendario. No sabemos ni cuándo ni cómo», afirma el Príncipe y doña Letizia le interrumpe para enviar un cariñoso saludo a su tierra natal: «Un saludo ¿eh?, con mucho cariño. Tengo muchas ganas de ir. De verdad. Porque fui a los premios Príncipe de Asturias y tengo ganas de volver, claro que sí».
Aún queda tiempo para más preguntas: ¿Cuándo y cómo se conocieron y cómo lograron que no nos enteráramos? Don Felipe responde: «La primera vez que nos conocimos fue hace más de un año, pero fue un encuentro casual y no tuvo ninguna consecuencia. Fue en la primavera que tomamos más contacto y aquello fructificó», añade y sella sus palabras con una carcajada.
«A este lado de la barrera»
Después, los prometidos se dirigieron a otro punto del patio para hablar también con otros periodistas. A ellos, doña Letizia les dijo que un Príncipe se declara «como cualquier hombre que quiere a una mujer» y que «es más difícil estar a este lado de la barrera» que en el de la Prensa: «Ahora entiendo a los entrevistados», afirmó. Don Felipe, por su parte, comentaba que estaba «muy contento e impactado» con la forma en que los españoles habían acogido la noticia.
Mientras los prometidos hacían estas últimas declaraciones, Sus Majestades los Reyes entraban en el patio y aguardaban a que la pareja terminara de hablar con los periodistas para la sesión de fotos. Después se sumaron al grupo los padres de la novia, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano. Tras ellos, los Duques de Lugo y los de Palma de Mallorca, las hermanas del Rey, Doña Pilar y Doña Margarita, con sus familias, y las hermanas de doña Letizia, Telma y Erica, esta última acompañada de su marido, Antonio Vigo, así como el primo de la prometida, David Rocasolano, y su esposa, Patricia Reina.
Todos juntos se trasladaron posteriormente a la residencia de los Reyes, en el Palacio de la Zarzuela, donde empezó la celebración de la petición de mano con un almuerzo «íntimo y familiar», al que asistieron también los hijos de Doña Elena y Jaime de Marichalar.
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