Marta no puede gestar. Perdió a su hija y a consecuencia de las complicaciones le extirparon el útero, aunque conserva los ovarios. No ha dejado de pensar en ser madre y su oportunidad es la gestación subrogada, lo que vulgarmente se llama "vientre de alquiler". Pero en España esta opción no se permite y ello obliga a salir fuera de España. El proceso es muy costoso, una media de 100.000 euros. Los hijos así concebidos solo pueden ser inscritos como propios en España si el proceso se ha seguido en Estados Unidos, único que de momento, ofrece grantías legales. Marta es la cabeza visible de una asociación que busca firmas para llevar una propuesta popular al Congreso y regular la gestación subrogada.
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