Como cada año, los Reyes Magos descienden por las pistas de Sierra Nevada. Sus Majestades demuestran que no solo saben montar en camello, sino que pese a su longevidad, siguen estando en buena forma y son capaces de esquiar ante la atenta mirada de miles de niños que esperan con ilusión su llegada. El frío no es motivo para perderse el espectáculo, además de ser la mejor ocasión para que los más rezagados puedan entregar sus cartas y pedir sus deseos antes de la mágica Noche de Reyes.

