Decenas de bocadillos y de piezas de fruta se reparten cada día en este comedor social de Manresa. Pero no es sólo un comedor, además es un taller cultural en el que los niños aprenden a bailar y cantar distintos tipos de música como el Hip hop, a dibujar, o incluso los hábitos de higiene básicos de los carecen en muchas ocasiones. La mayoría de ellos son hijos de familias inmigrantes y sin los recursos necesarios para poder darles de comer.
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