Optimismo en las turísticas calles de La Habana Vieja. Aquí se dibuja ese futuro próspero siempre soñado de entrada de turistas estadounidenses. Una bendición se traduce en entrada de dinero que los cubanos de toda la isla esperan. Los cambios afectarán también al estancado mercado inmobiliario cubano. Más dinero, más compra-venta .Que los extranjeros no puedan tener propiedades en Cuba es otra pieza del dominó, que terminará por caer, creen. Tiempo de esperanza y de aparcar el sufrimiento de tantos años asfixiados por una enemistad.

