Mientras Phill se llevaba la mayor parte de los flashes al predecir que aún quedan semanas de invierno, otras marmotas eran protagonistas de la tradición en localidades de todo EE.UU. Pero aunque no suponen un peligro cuando abandonan sus madrigueras, no todas se mostraron dóciles e inofensivas. En un pequeño municipio de Wisconsin la marmota elegida le jugó esta mala pasada al alcalde. Tras las primeras carantoñas, relajada y tranquila, mordisco en la oreja del roedor a la autoridad. Después, como si nada, se dejó acariciar y fotografiar para la posteridad y deleite de niños y grandes.

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