De Cazorla a Sanlúcar, el río ofrece un mar de posibilidades: aceite de Jaén, naranjas de la Vega, truchas, sofisticados platos junto a la Torre del Oro o mariscos en Bajo de Guía
Actualizado Sábado, 28-02-09 a las 08:16
Sin duda el Guadalquivir ha marcado también la gastronomía de una tierra, Andalucía, que es atravesada de un extremo a otro por el río. De Cazorla a Sanlúcar de Barrameda, a su paso el Guadalquivir ha dejado una estela de sabores con los que no sólo se puede completar la despensa sino que pueden hacer las delicias de desayunos, comidas, meriendas o cenas. Hay una línea que marca los pucheros andaluces y que tiene al río Guadalquivir como «la madre de todas las cocinas» de estas tierras.
Es la comida del río que también está directamente relacionada con la comida andaluza. Sabores salados pero también dulces y toda una amplia gama de productos, muchos de ellos criados a orillas del río y otros no tan cerca pero también directamente influenciados por el Guadalquivir.
Hoy que tanto se habla de la dieta mediterránea, se puede empezar el día con la tostada de aceite de oliva de Jaén, un producto que ha sido calificado como el mejor aceite del mundo por mucho que algún catalán se empeñe en decir lo contrario. Y ese aceite, oro líquido como se le ha llamado también, se puede acompañar con un jamón de la sierra de Aracena que, aunque no esté a la verita del río, tampoco está tan lejos.
Después se puede tomar el aperitivo con una manzanilla de Sanlúcar de Barrameda y unas aceitunas también criadas en los olivares que rodean el nacimiento del río. allá por Cazorla.
Para comer no hay nada como unas verduras del valle y un pescado de los que se cogen muy cerquita de la desembocadura, casi casi pegando a Sanlúcar de Barrameda. La urta o el rape son algunas de las delicias aunque también pueden degustarse albures, carpas, acedías y un sin fin de pescados o las delicias de un mar que también ofrece los mejores mariscos para paladares exquisitos. Eso sin contar las angulas que pueden encontrarse a un precio más que razonable en algunos restaurantes entre Trebujena y Sanlúcar de Barrameda.
Y de postre se puede terminar con unas naranjas de la vega o con cualquier dulce de los que elaboran las monjas en los conventos de clausura muy cerquita del Guadalquivir. La cocina andaluza abarca desde los escabeches para la carne de caza hasta delicadas cocciones para el marisco que se pesca en las costas de Cádiz. Migas y sopas digestivas, frituras y ensaladas, potajes y gazpachos o salmorejos cordobeses.
Y todo ello puede regarse con buenos vinos de la tierra. Desde los finos de Jerez, muy cerca de la desembocadura, a las manzanillas de Sanlúcar de Barrameda o los vinos de Montilla y Moriles en Córdoba. Todo un recetario, a la vez anciano y nuevo, que ha heredado los sabores de los pueblos que se asentaron en Andalucía como los romanos y los árabes.
Los salazones de pescado que comercializaban los fenicios, el aceite y las verduras que enseñaron a comer romanos y árabes, las especias y los frutos secos que introdujeron los musulmanes y con los que después se han elaborado dulces tan típicos como los pestiños de Semana Santa.
Y cuando se habla de la gastronomía del río, uno no puede olvidarse del arroz que convierte a Sevilla en la primera productora de España.
Agua dulce, comida salá
El Esturio, en la localidad sevillana de Coria del Río, es una opción gastronómica para los que quieran comer contemplando el Guadalquivir
Este alimento que se concentra en la margen derecha del Guadalquivir, concretamente en los municipios de Isla Mayor, Puebla del Río, Coria del Río, Los Palacios y Villamanrique de la Condesa, ha alcanzado una superficie de cultivo en esta zona de 28.000 hectáreas. Hasta 310.000 t0neladas de arroz se cosechan y dan para muchos tipos y muchos platos. Desde los caldosos a los marineros,pasando por los negros.
Pero, sin duda la principal aportación del Guadalquivir a la alimentación fue que se constituyó en la puerta de entrada para el pescado. Es por ello por lo que Sevilla, pese a no estar al borde del mar, tiene una cocina típicamente marinera. De hecho no hay turista que llegue a la ciudad que no vaya buscando el famoso pescaíto frito. Una costumbre muy extendida entre los sevillanos es tapear por Triana, cerquita del río. ¿Quien no se ha tomado un pescaíto frito una noche de primavera?.
Aunque de los productos extraídos del río apenas quedan las truchas que se pescan en la sierra de Cazorla ya que a su paso por Sevilla no se pesca, los peces son pieza fundamental en los pucheros.
Los guisos marineros, las cazuelas de pescado, o el frito son algunas de las variedades a los que se unen los adobos que tienen su origen en los aliños que se empleaban para aquellos peces que después de una travesía marinera no llegaban en muy buen estado para el paladar.
Y tampoco pueden olvidarse las angulas que todavía se pescan pero que pocos bolsillos pueden permitirse porque tienen un precio prohibitivo. Ni las delicias marineras que se degustan en Bajo de Guía, la desembocadura del río. De Cazorla a Sanlúcar, hay todo un río de posibilidades gastronómicas.

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