La historia de su amor es de cuento: fan que se enamora del artista, lo persigue de bolo en bolo y consigue entrar en su banda. Conquistarle el corazón fue lo más fácil. Pero, además de miembro de pleno derecho de la E. Street Band, Patti Scialfa, aunque muchos no lo sepan, lleva una discreta pero bonita carrera en solitario, impresa en tres hermosos álbumes: “Rumble doll” (1993), “23rd Street Lullaby” (2004) y “Play it as it lays” (2007).
Ella se lo guisa y se lo come, pues canta y compone, aunque el maridazo la ceda de vez en cuando alguna canción. La música de Patti es de corte clásico, la de una cantautora con muy, pero que muy buenas maneras, que se deja ver en canciones que apuran el folk, el rhythm and blues, el pop, unas gotitas de country.
Su voz no da para ser cantante de ópera, pero ni falta que le hace, porque sus composiciones transitan otros territorios: la emotividad, la melancolía, el corazón. Asómense por la discografía de la señora de Springsteen, es un pequeño, delicado, hermoso e intenso placer.






