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Albelda ha vivido combates inolvidables contra el Real Madrid. Apela a aquellos partidos ásperos, duros, para recuperar el prestigio perdido frente al enemigo blanco. Las dos últimas victorias madridistas en Mestalla, 2-3 y 3-6, fueron una respuesta al contundente 3-0 de la Liga 08-09. El veterano capitán valencianista rememora aquella goleada. Es el Valenciaque desea recuperar. Mourinho sabe que el rival de esta noche no será el muñeco destrozado que encajó el 3-6 el 23 de abril. El club local y la afición han preparado este enfrentamiento como si fuera una batalla. Deportiva y psicológica. Carteles en el túnel de vestuarios con imágenes de Kempes, de Mendieta y de otros jugadores que triunfaron en el club. Cuarenta y cinco mil seguidores vestidos con los colores de la «senyera». Cuarenta y cinco mil banderas repartidas en las gradas. El Madrid afronta una guerra. Lo tiene asumido. Deberá ensayar un once nuevo para ganarla. Las lesiones de Kaká, Coentrao, Di María y Carvalho obligan a crear una alineación inédita. Su entrenador no se queja. Ha realizado rotaciones constantes para tener a todos sus hombres a punto. Les exige no fallar en un partido clave para mantener el liderato con vistas al clásico frente al Barcelona.
Hay toque de corneta del entrenador portugués. Está preocupado por el estado físico de los catorce internacionales que viajaron con sus selecciones. Les ha cuidado para recuperarles en un trabajo específico de cuatro días. Tiene claro que Unai Emery aprovechará ese desgaste para plantear una estrategia de presión total que haga sufrir al Madrid hasta que acuse el cansancio acumulado. Albelda, Tino Costa y Jordi Alba tendrán la misión de morder a Xabi Alonso y a Ozil para no dejarles pensar.
«No» al vídeo del 3-6
El técnico vasco ha estudiado con sus futbolistas el vídeo del 0-4 del Real Madrid en La Rosaleda con el fin de analizar los errores cometidos por el Málaga. Aquella noche, nadie molestó a Xabi Alonso, que dio pases a gusto. Cristiano e Higuaín corrieron libres entre líneas. Emery ha elegido este partido para explicar a sus hombres todo lo que no deben hacer. Simplemente, deberán realizar lo contrario. El entrenador blanquinegro no les ha puesto el vídeo del 3-6 del 23 de abril, para no alimentar el complejo vivido aquel día.
La táctica local será ahogar al conjunto madrileño y Mourinho ha aleccionado a sus hombres con el objetivo de eliminar el cansancio mental y abordar el encuentro como si el adversario fuera Barcelona.
El portugués prepara un sistema de contragolpe, rápido y al primer toque, para superar los marcajes férreos planificados por su colega. Las ausencias de Kaká, Coentrao y Di María significarán que deberá ensayar un centro del campo nuevo. Medita alinear a Higuaín en punta y a Benzema como interior, una elección que triunfó en las dos últimas victorias en Mestalla. La otra opción es jugar con el trivote Xabi Alonso, Lass y Khedira. La duda de Arbeloa en el lateral derecho, aquejado de una sobrecarga, mantiene en vilo el once. Lass no sabrá hasta hoy si opta a ser defensa o centrocampista. Marcelo es alta. Cristiano afirma que ha olvidado sus molestias. Quiere jugar. No perder es fundamental para sujetar el ambiente positivo que vive el equipo desde que es líder. Se siente liberado psicológicamente para recibir al Barcelona con menos presión.
La relevancia de este enfrentamiento ante el tercer clasificado se constata con el avión privado que Mourinho puso a Higuaín para que aterrizara en Madrid el miércoles y disfrutara de tres días de recuperación, como el resto del plantel.
La clave son 72 horas
El preparador considera que para que un futbolista rinda a un buen nivel es prioritario que tenga un mínimo de tres jornadas completas de descanso, con entrenamientos de recuperación. «No es lo mismo tener dos días que tres», subraya el luso. Los datos físicos de los jugadores expresan que con 48 horas no se reponen los parámetros necesarios para competir. La tercera jornada es clave.
La velocidad del juego del Madrid marca la diferencia en las situaciones críticas y Mourinho desea que sus pupilos puedan demostrar esas décimas de segundo de superioridad en los pases, en las arrancadas y en los remates que deciden partidos. Ante el Santander y el Levante no hubo chispa y se sufrieron los únicos resultados malos de la temporada. Después se produjo la reacción. Han sumado diez triunfos consecutivos.
El portugués ha trabajado para que el parón de las selecciones no corte la racha por un desfase físico. Mestalla será una batalla. En la grada y en el césped. Un examen del liderazgo que se arrogan los blancos. El santo y seña es: no suspender.







