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La Caridad garantiza que sus servicios tendrán carácter público

Después de muchas vicisitudes y escollos, con la firma del acuerdo de gestión entre la Asociación Hospital de la Santa Caridad de Lebrija y la Fundación Gerón ha quedado garantizado el carácter

M. FUENTES AGUILAR La alcaldesa flanqueada por Antonio Jesús Aguilar y Enrique Vélez Cortines

Después de muchas vicisitudes y escollos, con la firma del acuerdo de gestión entre la Asociación Hospital de la Santa Caridad de Lebrija y la Fundación Gerón ha quedado garantizado el carácter público de la histórica entidad lebrijana, una vez que comience a prestar servicios a las personas más desfavorecidas a partir de unos dos meses, cuando se cree que estará en funcionamiento después de una odisea de varios lustros en los que se ha puesto a prueba la decidida intención de la asociación de garantizar el cumplimiento en la letra y en la forma de las voluntades de Baldomero Cortines.

Será entonces una residencia para mayores con 50 plazas y un centro de día para otras 30 personas, la mayor parte de ellas a través de conciertos con la Junta de Andalucía, que garantizarán la viabilidad de la actividad, y la prueba de que era posible poner de nuevo en pie el servicio que se prestó en el antiguo Hospital de la Caridad, amén de poner de acuerdo a todas las partes que no siempre han sido tan proclives como ahora a desarrollar el proyecto.

Todas las habitaciones del nuevo centro son individuales a excepción de ocho destinadas a matrimonios. El centro cuenta con una sala de enfermería y fisioterapeuta, peluquería y tres ascensores, además del resto de los servicios propios de una residencia de ancianos.

El convenio de gestión fue rubricado por la alcaldesa de Lebrija, María José Fernández, que tuvo ocasión de trabajar en el proyecto en los primeros y más difíciles años de la odisea; el presidente de la Fundación Gerón, Antonio Jesús Aguilar, y el presidente de la Asociación Hospital de la Santa Caridad, Enrique Vélez Cortines. Éste último sobrino del hombre alrededor de cuyo recuerdo y obviamente, su herencia, gira todo un proyecto humanitario en la doble vertiente de mantener el carácter benéfico del edificio -aunque adaptado a los nuevos tiempos- y su carácter histórico y de trascendencia en la vida diaria de la ciudad.

Para pobres y ancianos

Y es que lo que será un nuevo y uno de los más modernos centros geriátricos que existen parte de la voluntad de Baldomero Cortines Pacheco, conocido y querido por cientos de lebrijanos, de que a su muerte, sus bienes fueran a parar a una fundación benéfica de asistencia los ancianos y pobres de Lebrija.

La voluntad de don Baldo, como era conocido popularmente, era que sus trece sobrinos disfrutaran de forma vitalicia de sus bienes y una vez murieran estos, esos bienes pasaran a la fundación.

Motor del proyecto

Enrique Vélez Cortines, ahora presidente de la Asociación Hospital de la Santa Caridad y desde el principio el verdadero motor del proyecto, ha sido el encargado de poner de acuerdo a todos los sobrinos para que la última voluntad de Baldomero Cortines se hiciera realidad antes, por lo que a la generosidad del tío hay que añadir, en justicia, la de sus descendientes. No en vano no se dedican todos los días 250 millones de las antiguas pesetas, en que capitalizó la herencia, a servir a los demás.

A ese dinero se le agregaron sucesivamente las aportaciones del Ayuntamiento de Lebrija y de la Junta de Andalucía, que pusieron sobre la mesa alrededor de 600.000 euros cada una para reconstruir los más de 3.000 metros metros cuadrados y al fin y a la postre, crear una treintena de puestos de trabajo.

Santa Caridad

El proyecto que se pondrá en valor dentro de unos dos meses entronca, además, con el espíritu religioso de la Hermandad de la Santa Caridad, fundada por los Reyes Católicos, por lo que, en conjunción con el Arzobispado de Sevilla, se ha habilitado una zona que albergará a seis monjas de la congregación de las Servidoras de María, de origen argentino y que por primera vez trabajarán en la Península. De esas seis monjas que utilizarán las instalaciones y la capilla, de la que se han conservados todos los elementos arquitectónicos destacables, cuatro trabajarán también en la nueva residencia de ancianos.

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