Una versión del«Ticket to ride» de los Beatles fue su primera apuesta. El éxito les llegaría al segundo intento, con «Close to you», una versión de «(They Long to Be) Close to You», una canción del genial Burt Bacharach. La bonita tonadilla fue pronto número 1 en las listas, el primero de los 3 que conseguirían en apenas cinco años.
En poco tiempo ganaron dos Grammys y lanzaron otras canciones de gran popularidad entonces como «Rainy Days and Mondays», «Goodbye to Love», «Yesterday Once More». Tras otro exitazo, «Only yesterday», en 1975, la carrera del dúo fraterno-musical empezó a declinar. Los problemas personales y de salud le dieron la puntilla a la pareja. Richard tuvo que someterse a una cura de desintoxicación, pues había contraído una adicción tras un tratamiento por prescripción facultativa con metacualona un medicamento de bastante uso en los 60 y 70 como sedante, inductor del sueño y relajante muscular.
Se recuperó, pero su papel en primera persona en el pop había terminado. Siguió trabajando como productor e incluso lanzó un álbum en solitario en 1987, «Time». Su hermana Karen corrió peor suerte: murió a los 33 años, víctima de una aguda anorexia que le produjo un infarto.
Ebanistas del pop
Apenas tuvieron cinco años de verdadera carrera musical, pero el caso de los Carpenters no deja de ser curioso. Cuando la música pop, el rock sobre todo, tomaba caminos mayormente insufribles como los del rock sinfónico, ellos representaban una manera de cantar e interpretar que incluso tenía más que ver con el pop anterior al rock and roll que con el pop de su propia época. Voces cristalinas, arreglos discretos pero muy almibarados, cercanía, calidez, las canciones de los Carpenters siguen siendo un bálsamo, un remanso de paz, un traguito de calma mientras el mundo alrededor estalla por los cuatro costados. Más que Carpenters, fueron geniales ebanistas del pop.