El Bar Jota cumple 85 años de historia y anécdotas

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Pocos negocios de hostelería pueden presumir en Sevilla de contar con 85 primaveras. Bar Jota es uno de ellos y en este reportaje repasamos tanto su historia como algunas de las anécdotas que ha vivido en estos años.

Este bar de la calle Luis Montoto abrió poco antes de que se desencadenara la Guerra Civil de la mano de José Martín Ruiz, quien quiso bautizar con su nombre al negocio pero se quedó con la inicial cuando vio el trabajo que había hecho el rotulista. Era una letra con suficiente entidad para un bar de vinos y cervezas.

A pesar de abrir poco antes de la contienda, tan solo estuvo cerrado 15 días a causa del conflicto civil, mucho menos que durante la pandemia, aunque un bar que ha vivido dos riadas importantes (la del 47 y la del 61) también se vio obligado a cerrar durante unos días mientras se recuperaba la normalidad.

Aún hoy se conservan las marcas que el agua dejó junto al grifo de cerveza.

Precisamente el tirador merece un punto y aparte, puesto que se conserva la estructura original tanto del motor como del tanque y del grifo. Ubicado en la misma avenida que la Cruzcampo, muchos eran los rumores que hablaban de tuberías directamente conectadas a la fábrica cervecera.

El Jota es un bar cervecero y varios son los trofeos al consumo y las ventas que cuelgan de sus paredes. Míticos son sus “tanques”, como se conoce al típico vaso de 33 centilitros que lleva años sirviendo este establecimiento. Sus parroquianos seguramente desconozcan que el primer tanque que se vendió en el establecimiento tenía el precio de 0,15 pesetas.

Nuevos tiempos

Después de pasar varios altibajos por el cambio que sufrió la propia avenida en la última década (sentido único, prohibición de estacionar, carril bici, paradas de autobús…) ha conseguido levantar cabeza y demostrar que aún piensa seguir cumpliendo años.

Detrás de la barra Alejandro “El pelirrojo” tira la cerveza como lo hacía su abuelo, puesto que es el nieto del fundador y cumple a la perfección y con orgullo los cánones del “camarero serio sevillano”. Su tía Mercedes Martín Falcón, hija del creador del bar, se convirtió en todo un personaje de la hostelería sevillana llevando el negocio con coraje y arrojo durante unas décadas difíciles para la mujer, más en un sector tan masculinizado como era la restauración.

La esencia del bar continúa intacta y, aunque ya no se sirve carne de ballena (sustento típico en España durante la posguerra), se siguen despachando bacalao y mojama como aperitivo estrella.

Decoración

La decoración del bar es testigo del paso del tiempo y delata la mescolanza de público que para por el Bar Jota. Los moteros, asiduos al cerveceo de este rincón de Luis Montoto, dejan trofeos y recuerdos por las paredes, al igual que los cofrades y los taurinos. Auténticas reliquias que dan fe de la vida y el trasiego que siempre ha tenido este templo de la Cruzcampo. La lámpara es la original de 1936.

Eso sí, aunque su esencia no se altera sí que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos colonizando las redes sociales y salvaguardando las normas que la pandemia ha traído a la hostelería. Mamparas de cristal para separar veladores y delimitación del espacio en el interior son algunas de las medidas que ha tomado este bar decano para adaptarse a los nuevos tiempos.

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