La hostelería de la calle Feria crea un programa de bonos para canjear cuando abran

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Un grupo de vecinos de la calle Amargura (confluencia entre Relator y el Palacio de los Marqueses de la Algaba) ha creado una página web que actuará a modo de cooperativa para que los bares consigan vender bonos de consumiciones que los clientes canjearán una vez se reanude su actividad. Se trata de una manera de recibir liquidez para hacer frente a los imprescindibles gastos que siguen generando estos negocios.

La iniciativa, bautizada como  www.nomehandejado.es, ya cuenta con la presencia de una decena de establecimientos de los alrededores, cifra que va aumentando cada día conforme se conoce el proyecto. Desde que abrieron la página web el pasado domingo han conseguido un centenar de ventas, cuyo dinero va íntegro a los propietarios de los negocios.

El producto es fácil: bonos por valor de entre 15 y 40 euros que se canjearán por consumiciones en los establecimientos. A cambio de esta ayuda de los vecinos, los comerciantes ofrecen invitaciones a cervezas, copas de vino e incluso botellas, en función del dinero aportado. Tal y como ellos mismos reconocen: «No es una oportunidad para encontrar descuentos, sino para ayudar a que los negocios puedan salir adelante».

En la gama de productos se puede encontrar desde un desayuno en una cafetería colombiana hasta una cena en un restaurante italiano. Incluso hay la posibilidad de únicamente enviar una propina de cinco euros.

El origen

Resulta cuando menos curioso que el impulsor de esta idea sea un neoyorquino que no conoció la calle Feria hasta su etapa adulta. Kevin Gúele llegó a España hace quince años y no quiere perder «los vínculos sentimentales» que tiene con el barrio y, por ende, con su hostelería. Desayuna a diario en La Parcería, una cafetería que sirve cafés autóctonos de Guatemala y Honduras en la calle Calderón de la Barca, frente al mercado de abastos.

Andrés Cifuentes, el propietario colombiano de esta cafetería, fue el primer comerciante al que acudió el ideólogo de este proyecto. Los conocimientos en marketing de uno y en informática del otro les sirvieron para poner en funcionamiento rápidamente una página web en formato «Marketplace». Ahora han habilitado unas directrices para que los vecinos de los diferentes barrios de la ciudad puedan hacer lo propio y salvar a sus bares contiguos. «Son pasos muy fáciles. Está hecha con una plantilla de wordpress y sólo estuvimos unos días experimentando».

La iniciativa corrió como la pólvora a través de las redes sociales, y el sentimiento de solidaridad brotó entre los vecinos y los que ya no lo son. «Nos han llegado a mandar dinero gente que actualmente no vive en el país». Su creador asegura que están teniendo mayor éxito los productos más caros, síntoma de la buena acogida que ha tenido el trasfondo de estas ventas.

«Al principio les aconsejamos que sólo pongan dos o tres ofertas para no saturar a los clientes». La portada de inicio de la web refleja una cita de Santa Teresa de Calcuta: «Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero puedo lanzar la piedra que produzca muchas ondas en las aguas». Una declaración de intenciones. Tras esto, presentan su proyecto: «Nuestra misión es mantener nuestro barrio como nos gusta y eso significa proteger nuestros comercios».

Uno de estos comercios asociados a este proyecto es Condendê, anclado en uno de los clásicos puestos del mercado de abastos. Una de las socias de este bar es Raquel, que se alegra de esta iniciativa, «que además de darnos visibilidad está teniendo unos resultados increíbles». Se felicita de contar con un barrio «tan solidario». Su negocio tiene los cajones rebosantes de facturas, nóminas y vencimientos de pagos. «Estos ingresos son un colchón que nos dan liquidez y confianza por parte de nuestros clientes».

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