Dos vigilantes cuidarán de que la manzana de Calatrava siga libre de «okupas»

No hubo que echar a las familias rumanas. El éxodo tuvo lugar escalonadamente antes de que llegara la Policía. La propiedad llevó a albañiles para tapiar dos o tres puntos claves del edificio para

Los «okupas» se marcharon dejando tras de sí basura y unos inmuebles totalmente destrozados. PEPE ORTEGA

No hubo que echar a las familias rumanas. El éxodo tuvo lugar escalonadamente antes de que llegara la Policía. La propiedad llevó a albañiles para tapiar dos o tres puntos claves del edificio para impedir la entrada a extraños y cadenas en otras puertas. Hoy Lipasam entrará a desifectar el edificio y luego retirará las basuras.

Agentes de la Policía Nacional y de la Policía Local, y personal de los Juzgados, acudieron ayer sobre las nueve de la mañana a la manzana de la calle Calatrava para hacer efectivo el desalojo del edificio, tal y como ordenó el Juzgado número 4. También estaba allí una de las propietarias.

Pero no hubo desalojo. Los rumanos se marcharon antes de que llegara la Policía e incluso hubo varios que estaban aún recogiendo sus cosas cuando llegaron los agentes. Según testimonios de residentes de la zona, la noche anterior un grupo estuvo en la calle Puerta de la Barqueta hasta tarde con una mesa y sillas de jardín. Otros salían por Resolana con carros llenos de enseres. Y hasta a las siete de la mañana hubo gente en los balcones.

Los inquilinos de renta antigua no tuvieron problema alguno tras enseñar a la Policía sus contratos. Algunos estaban a la puerta de sus casas. Muchos vecinos que pasaban les daban la enhorabuena. Las frases más comunes eran «Por fin vais a estar tranquilos», «por lo menos los ilustres vecinos se van ya», «vaya plebe que estaba metida ahí». Y es que han pasado mucho. Pero la sensación que hay en la zona es que los rumanos quieren regresar. «Han dicho que cuando se vaya la Policía vuelven otra vez». Los vecinos comentaban que los rumanos se han refugiado en la antigua nave de Renfe que está en la Huerta La Bachillera, por el Alamillo, «donde hay ratas como gatos».

Suciedad y bichos

Por eso algunos rumanos volvieron. A las doce y media de la mañana una mujer joven con un niño se metió en el número 6 de la calle Puerta de la Barqueta diciendo que buscaba a su marido. Cuando la propietaria la increpó se salió. Y a las tres y media de la tarde, seis horas después de la llegada de la Policía, cuatro hombres se metieron en una de las casas hasta que los expulsaron los vigilantes de seguridad contratados por la propiedad. Habrá dos de día y dos de noche.

Las basuras se acumulan en todas las dependencias y los destrozos son evidentes. Cuando los albañiles comenzaron a tapiar, algunos inquilinos dijeron que era un peligro cerrar con la basura acumulada dentro y que la peste y la infección la iban a sufrir ellos.

La propiedad hizo gestiones con la Gerencia de Urbanismo y logró que hoy Lipasan desinfecte primero el edificio y luego retire las basuras acumuladas. Los albañiles han tapado dos o tres puntos claves para que los okupas no entren, dejando caminos para que Urbanismo pueda acceder, y en los demás sitios han puesto cadenas. Como el edificio está precintado en el momento que se detecte algún okupa, la Policía podrá desalojarlo de inmediato.

Dos de las inquilinas, Dolores y María, seguían por la mañana sin agua, y hubo que cortarla porque, al parecer, había un salidero y todos se quedaron sin agua. Más tarde se volvió a abrir la llave y por la tarde ya Dolores y María tenían un hilito de agua aunque sin presión alguna.

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