Todos los cimientos del partido, todos, se movieron ayer a mediodía. Y es que el anuncio del nuevo Gobierno de José Antonio Griñán provocó un auténtico terremoto en las entrañas del PSOE andaluz, una especie de tsunami que se pudo incluso leer en la cara de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sin cuestionar que el presidente haya podido elegir a sus consejeros por criterios profesionales y de gestión, lo cierto es que esta decisión tiene una lectura interna que traerá importantes consecuencias en el futuro inmediato.








