RAFAEL CARMONA
El candidato del PSOE, ayer, junto al director de ABC Córdoba durante el encuentro que mantuvo con este periódico
—Hay temas esenciales del debate de la ciudad, como las naves de Colecor o las parcelaciones ilegales, en los que el PSOE ha tenido un mensaje muy marcado en el último mandato. Sin embargo, en la campaña, el urbanismo no tiene el peso que se preveía en su discurso. ¿Por qué?
—En campaña electoral, lo que la gente quería saber era qué vamos a hacer por solucionar sus problemas.
—Pero, en las pasadas municipales, el tema de las naves de Colecor fue el protagonista y pudo dejar en casa a muchos miles de simpatizantes de IU, como un voto de castigo. ¿Por qué el PSOE, que ha podido explotar este tema como una baza electoral a su favor, no lo ha hecho?
—Por los estudios sociológicos que llevábamos hechos y por las encuestas de los medios, entre los valores que la ciudadanía quería escuchar de los políticos para nada aparecían las naves de Colecor. ¿Y por qué no aparecen? Porque las naves no le van a dar trabajo a la gente que está parada.
—Usted repite una y otra vez que implantará un plan de austeridad. Se encontrará un Consistorio con más de 300 millones de deuda, las empresas municipales quebradas con 110 millones de débito y la recaudación por los suelos. Con ese panorama, ¿cómo podrá cumplir todo lo que está prometiendo que va a hacer?
—Es que no hemos prometido obras, ni avenidas con aparcamientos subterráneos, ni centros cívicos en todos los barrios. ¿Por qué? Porque no es posible. No es real. En el proyecto de ciudad es fundamental la austeridad. Evidentemente, en un año no será posible enjugar esa deuda. Hace falta más rigor y algún elemento que nos permita que los gastos comunes y generales que tienen las empresas públicas se concentren dentro de lo que hemos llamado un holding.
—En ese plan de austeridad, ¿damos por descartado que se puedan pasar comidas y cafés después de los Plenos, como en Diputación?
—Pasar en un año comidas de 4.000 euros cuando hemos visto algunos dispendios en otros lugares de mucho más calado me parece un planteamiento un poquito exagerado, pero que cada cual haga la crítica que crea oportuna. Yo siempre me he pagado mis comidas y mis desayunos.
—¿Usted va a bajar impuestos?
—Vamos a mantenerlos en los próximos cuatro años. No van a subir absolutamente ninguno.
—Una de sus propuestas más llamativas es garantizar el derecho a que no haya ninguna familia con todos sus miembros parados. ¿Cómo reconocerá el Ayuntamiento ese derecho? ¿Y cómo lo desarrollará si no tiene las competencias en empleo?
—Es que hay en este Consistorio una cosa que se llama contrato social. Pero el contrato social actual sólo mira a la persona: observa qué tiempo lleva parada o sus ingresos netos. Pero olvida algo muy importante, que es meter un instrumento más: que se considere en qué unidad familiar está incorporada la persona. Es simplemente dar al contrato social equiparación de unidad familiar, no de derecho individual de la persona. Es posible. No es una quimera.
—Sigamos con el empleo. ¿Cómo piensa atraer empresas a Córdoba?
—Miren, seamos serios. Cuando yo tengo que deslocalizar una empresa, es una inversión bestial. Si voy a deslocalizar una firma y en China el Gobierno tiene grandísimas extensiones de suelo gratis, exenciones fiscales gratis y mano de obra a 0,70 euros la hora, que trabaja 48 horas a la semana y 14 días para uno de descanso, ¿por qué voy a venir a Córdoba?
—O sea, ¿es imposible atraer firmas?
—No, no, no. Pero, cuando una empresa se sienta y dice qué ganó deslocalizándola de Mondragón y situándola en Córdoba, en números y balance económico gana prácticamente muy poco. Luego, piensa: «¿Para qué me voy a deslocalizar aquí?». Otra cosa es si hace la cuenta a 0,70 euros la hora. Entonces, las cuentas salen de cajón. Se va a China. Ahora, ¿qué busca una empresa también cuando decide ubicarse en Nueva York, París, Londres...? El prestigio. Ahí, sí podemos competir. Claro que apuesto por la Córdoba industrial. Pero, primero, tendremos que ser atractivos para que nuestra marca sea de prestigio, para que una empresa equis pueda decir que tiene su sede social o una sede social en Córdoba, porque eso le da un prestigio a nivel internacional...
—Disculpe, ¿cree que un parado de Córdoba entendería lo que está diciendo ahora mismo?
—Lo que debería entender es lo que le explicaré ahora. Y verá que fácil lo entiende: el que está prometiendo que va a poner industrias en Córdoba para dar trabajo a la gente, lo que le está condenando es a muchos años sin tener ningún empleo. Yo digo que tenemos recursos propios importantes y valiosos para generar otro tipo de industria, que son turísticas y culturales, que pueden empezar mañana a funcionar y que pueden estar dando empleo, muchísimo empleo, más de lo que algunos están prometiendo por ahí, ya. Este año.
—¿Cree que al PSOE le va a afectar el «efecto Gómez»?
— Yo creo que el «efecto Gómez» le va a afectar a Córdoba.
—Pero, ¿al PSOE?
—Yo si pudiese le hubiese pedido al señor Gómez que se piense si no sería mejor para Córdoba, que todavía está a tiempo, no seguir adelante con esta carrera electoral.
—¿Y por qué no se lo ha dicho públicamente?
—Porque no he tenido la oportunidad de hacerlo y a mí me gusta decir las cosas a la cara a la gente.
—Parece ingenua esa respuesta.
—No. Palabra de honor que no he tenido la oportunidad de decírselo. Se lo digo a ustedes ahora. A nosotros no nos afectará, para nada como partido. Ahora, ¿como ciudad? Claro que sí. En qué pensará la gente de fuera de Córdoba, de otras comunidades o los miembros del jurado de la Capitalidad Cultural Europa de 2016 cuando vengan en junio. Yo lo he pensado. Y he llegado a la conclusión de que, si pudiera, se lo diría: «Oye, mira, deberías pensarte muy bien si no estás haciendo daño. Más que nada porque ya está claro que no vas a sacar mayoría absoluta. No vas a gobernar esta ciudad. Pues, si no vas a gobernar esta ciudad, haznos un favor a todos». No al PSOE, ojo.
