Entrevistas
Guía de la Feria:
|
«La Feria es de todos menos de
los “metepatas”, sean niñatos o señoritos
MANUEL CONTRERAS —En
apenas quince días, la ciudad pasa del recogimiento religioso de la Semana
Santa al bullicio desatado de la Feria. ¿Cómo se come esto?
—Pues mire, no creo que sean expresiones antagónicas ni contradictorias
de nuestra forma de ser. En ambos momentos es Sevilla, Sevilla viviendo, hermosa
y profundamente, nuestra manera propia de entender el mundo, nuestra herencia
y nuestro gusto por pertenecer a esta ciudad y demostrarlo colectivamente.
—¿Qué ciudad van a encontrarse los visitantes?
—Una ciudad que mantiene viva sus tradiciones y su dimensión humana
a la par que, o precisamente por eso, se renueva y avanza firmemente. Se van a
encontrar una ciudad con tanto ánimo en la celebración como en la
construcción de su futuro.
— ¿Desde qué mes la Feria le empieza a quitar el sueño?
—De la Feria nos ocupamos desde muchos meses antes, desde que termina la
anterior, para no tener que preocuparnos a última hora. He de decir que
no creo que existan muchas ciudades en el mundo capaces de poner en funcionamiento
con eficacia un evento tan complejo como éste: infraestructuras, seguridad,
tráfico, licencias, turismo, cultura, caballos, autobuses, asistencia sanitaria,
parque de atracciones, limpieza, servicios sociales, aparcamientos... Los mecanismos
de coordinación operativa de los que Sevilla ha sabido dotarse son la clave
de nuestra organización. Y después de todo este proceso están
los sevillanos (Feriantes o no) que son el factor clave para que todo funcione.
No se si en otras culturas, con otros ciudadanos, funcionaría igual un
acontecimiento festivo como éste.
—¿Qué es la Feria para Sevilla: una juerga colectiva,
una tradición inveterada o un excepcional producto de marketing?
— La Feria es la celebración de una liturgia de la amistad, muy ritualizada
y a la vez muy natural, como Sevilla es capaz de hacer sus cosas. Y además
es auténtica, no se hace para atraer a los visitantes aunque, precisamente
por eso, es enormemente atractiva y universalmente reconocida.
—Defienda a la Feria de sus tópicos: Es una fiesta para señoritos…
—No neguemos lo que ha sido la historia: nacida como Feria del ganado, en
seguida fue tenida como una fiesta en la que la mayoría veía como
se divertían unos pocos. Hoy no es así, afortunadamente. La Feria
es vivida por todos los que quieren pasar un buen rato, independientemente de
su origen social. Y cada cual cuenta la Feria como le va.
—…Si no tienes caseta no te lo pasas bien…
—No sería yo tan tajante. Se puede y de hecho se disfruta de la Feria
sin caseta propia. Es más, conozco a personas sin caseta que se lo pasan
de arte en la Feria, y a otras que, incluso con más de una caseta a su
disposición, sobrellevan la Feria con más resignación que
otra cosa. Pero está claro que disponer de una caseta que uno pueda usar
a diario, en la que estar con sus amigos o con su familia, el tiempo que a uno
le parezca, facilita mucho el pasarlo bien. Y hacer que eso sea posible para todos
los sevillanos que lo deseen es uno de mis objetivos.
—…si no sabes bailar sevillanas, mejor no ir…
—¿Quién ha dicho eso? En la Feria, como en la ciudad todos
tienen su sitio, aunque sea «apretujaos»
—…Semana Santa, Feria, Rocío… los sevillanos
no trabajamos en primavera.
—Si eso fuera así, no entiendo cómo en Sevilla se han creado
3.654 sociedades en 2003, por qué el 45% de los empresarios prevén
aumentar su cifra de negocio en 2004, por qué el desempleo se redujo en
un 7'5%, o por qué ha aumentado el empleo en un 9% en la industria aeronáutica
o en casi un 6% en actividades de I+D en Sevilla en 2003. Claro que todo esto
es mucho más aburrido para los que nos ven desde afuera y sólo nos
conocen superficialmente. Pero los sevillanos sí deberíamos hacer
campaña de esta otra realidad de Sevilla fuera de nuestra ciudad. Otros
no se cansan nunca de hablar de lo eficaces y activos que son, y al final consiguen
tener esa imagen.
—La Feria se ha quedado pequeña. ¿Afectará
el traslado al Charco de la Pava a su concepción actual?
—El objetivo del traslado no es cambiar el espíritu de la Feria,
sino precisamente lo contrario: hacer lo que haga falta para conservarlo y enriquecerlo,
para que la Feria sea más Feria y no termine ahogándose en sí
misma, congestionada y con las infraestructuras y servicios al límite de
su capacidad. Para conservar las esencias, las de verdad, hay que adaptarse a
los tiempos.
—Describa cómo será la primera Feria en su futura
ubicación.
—Una Feria transitable, cómoda, agradable, accesible, con infraestructuras
de primer nivel. Y una Feria donde todos los sevillanos que lo deseen puedan llamar
«mi caseta» a alguna de las del real, ya sea una caseta familiar,
colectiva, o de alguna asociación o entidad ciudadana.
—¿Es partidario de incluir casetas de dos plantas, como ha
sugerido el delegado de Urbanismo?
—No. La idea es que de un grupo empresarial y están llegando otras
muchas. Estamos en el momento de pensar y de proponer. Hay que estudiar, desde
luego, todas las posibilidades. Y esa ya se dio en El Prado, aunque muchos «integristas»
lo son de ayer por la mañana y no lo saben.
—¿Es partidario de establecer limitaciones en el actual recinto
hasta que se produzca el traslado, ya sea al acceso de carruajes o al número
de caballistas?
—Soy partidario de actuar con sentido común, más que prohibiendo
o imponiendo, incentivando una mejor distribución horaria del paseo de
caballos. Espero que con eso sea suficiente para evitar el atasco.
—¿Van a incrementarse las medidas de seguridad este año?
—Tengo la convicción, porque así lo he comprobado, de que
los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado están haciendo y continuarán
haciendo un trabajo sobresaliente para que todos (en Sevilla y en cualquier otra
parte de España), podamos hacer nuestra vida ciudadana en paz, como merecemos.
Eso sí, este año tenemos muchos más efectivos.
—¿La botellona es una amenaza para la Feria?
—No me gusta nada. Pero aquí, como en lo demás, hay que intentar
convencer más que imponer. La Feria es de todos, excepto de los «metepata»,
claro está. Sean «niñatos» o sean «señoritos».
—En sus viajes oficiales, ¿le han preguntado alguna vez por
la Feria?
—La cuestión sería si alguna vez han dejado de preguntarme
por la Feria. A veces me pesa, porque su brillo oculta otras muchas cosas importantes
de la ciudad. Pero es un orgullo, para mí como para cualquier sevillano,
comprobar lo universales que son las cosas de Sevilla. Pero no sólo la
Feria. Muchas ciudades son conocidas y admiradas en el mundo por algún
motivo. Pero pocas son tan admiradas y por tantas razones como Sevilla. Esto nos
debe impulsar a trabajar por nuestra ciudad.
|