Entrevistas
Guía de la Feria:
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CAYETANA FITZ-JAMES STUART / DUQUESA DE ALBA
“La Feria es de toda Sevilla. Yo al menos siempre he alternado con todo el mundo”
MARÍA JOSÉ CARMONA
Cayetana
Fitz-James Stuart es, desde el 20 de marzo de 1967, hija adoptiva de Sevilla.
Ese título no le hace falta, y no porque ostente otros muchos,
sino porque Sevilla, ciudad que ha elegido como propia, la considera una
paisana más desde mucho antes de que lo hicieran las autoridades.
No en vano, la duquesa de Alba empezó a querer a esta ciudad, en
todas sus vertientes y manifestaciones en sus primeros años de
vida, cuando ya sabía lo quera residir en países europeos
como París o Londres. De que quisiera tanto a Sevilla se encargó,
de forma muy especial, su tía Soledad Santoña. doña
Sol como se la conocía en la ciudad que le mostró cada vez
que tuvo oportunidad su afecto. Cuentan que la duquesa de Santoña
montaba a caballo en la Feria, vestida de corto, aunque para pasear por
el real en coche de mulas elegía la mantilla, la peina y el mantón
de manila. Tan querida fue doña Sol en Sevilla que se dice que
el año que murió, los cocheros de caballos colocaron en
sus látigos y fustas lazos negros en señal de duelo. De
ella ha heredado Cayetana Alba su pasión por los caballos.
El paseo de caballos
El afecto que la ciudad dispensó a la antepasada de la duquesa
de Alba lo profesa ahora a Cayetana que tiene pasión por esta ciudad
en la que vive prácticamente todo el año. Tremendamente
fiel a la Feria hasta ahora ha sido fácil verla por el real. y
como las tradiciones también se heredan, ella se ha encargado de
inculcar a sus hijos, sobre todo a Eugenia, su cariño por Sevilla
y por la Feria. Aun que hace años que no monta, han sido incontables
las ocasiones en las que se la ha visto vestida de corto, con un grupo
de amigos y rodeada de sus hijos, sobre todo de Cayetano y Eugenia. Con
ésta última también se ha dejado ver paseando por
el real en el coche de mulas.
Mucho lamentó la duquesa de Alba que en 1990. la peste equina obligara
a que en el real no hubiera ni caballos ni enganches, lo que no impidió
que la Feria fuera igual de alegra que siempre. No obstante, a Cayetana
Alba le entristece ver el trato que determinados jinetes dan a sus monturas.
La fidelidad que siempre ha dispensado a Sevilla y a su Feria también
la ha demostrado vistiendo los trajes típicos con los que las mujeres
van al real. Así, han sido muy numerosas las ocasiones en las que
la duquesa de Alba ha acudido al real vestida de flamenca y hasta el año
pasado recorrió las calles de la Feria en su coche de mulas, enjaezado
a la manera tradicional de la casa de Alba.
Para Cayetana, la Feria de Sevilla es inigualable, lo que no le impide
lamentar algunas de las costumbres que se han impuesto con el paso del
tiempo. Entre las cosas que cambiaría es el horario en el que empieza
el paseo de caballos que, por lo tardío, ha provocado que al real
se vaya a primeras horas de la tarde en vez de a mediodía. El gran
inconveniente que para la duquesa, que tan aficionada es a las corridas
de toros, tiene que el paseo de caballos sea por las trades es que en
no pocas ocasiones ha tenido que elegir entre quedarse en el real o marcharse
a la Real Maestranza.
Aún con las incomodidades que ello conlleva, la duquesa de Alba
mantiene que la Feria «debe existir siempre porque es algo fundamental
de Sevilla» en la que tiene cabida «todo el mundo» y
de forma muy especial los sevillanos, «que son los que hacen posible
esta fiesta tan singular». Tan integrada está en la ciudad
y tanto ha disfrutado de la Feria que la duquesa de Alba, que ahora recorre
el real con bastante menos frecuencia, ha expresado para la edición
festera que comienza el martes sus deseos de tranquilidad y de sosiegos
y su esperanza en que no haya durante la misma espacio para el sobresalto.
«Deseo lo mejor para esta Feria que ya comienza y a la que todavía
no sé si voy a ir».
De lo que sí está segura es de que en la Feria todo el mundo
tiene cabida, desmintiendo así esa imagen tópica del «señorito
andaluz» como máximo exponente de una fiesta tan universal.
La duquesa de Alba, que siempre ha demostrado el señorío
sin tener que recurrir a la de la distinción de clases es clara
al afirmar: «Yo siempre he alternado con todo el mundo. La Feria
es de Sevilla y de los sevillanos».
Por eso, ella misma recomienda «no ir a la Feria vestida de turista»,
y aunque los trajes de flamenca que ha lucido han estado marcados en cierta
manera por los cánones que establece la moda, aconseja colocarse
bien el sombrero, si se va de corto, y se va de gitana llevar en su sitio
los claveles o las flores.
El baile
Otra de las grandes aficiones de Cayetana Alba es el baile, que reconoce
que le encanta. La duquesa ha bailado con grandes figuras como Enrique
el Cojo, Matilde Coral o María Rosa. Con ésta última
bailó, no hace muchos años, unas sevillanas que embelesó
a los que tuvieron la suerte de contemplarlas. No obstante, desde que
falleció su marido, Jesús Aguirre, la Feria también
ha cambiado para Cayetana Alba. Es verdad que pasado un tiempo de la muerte
del duque de Alba, la duquesa volvió a pasear por el real en su
coche de mulas, rodeada de amigos y familiares, pero ella misma afirma
que ahora «ya no es lo mismo». La anima, eso sí, ver
a su nieta Cayetana con su madre en la Feria y el año pasado reconocía
que «esperaba ir pronto al real con los mellizos Luis y Amina».
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