Entrevistas
Guía de la Feria:
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PASCUAL GONZÁLEZ Y CANTORES DE HÍSPALIS
/ CANTANTES
“Hoy, las compañías de discos lo deciden todo”
JOSÉ MARÍA AGUILAR
Porque
son Cantores, y de Híspalis, te cantaron —y sigo el título
genérico de sus composiciones— «A ti, Sevilla»
y lo hicieron «Desde el corazón del pueblo». Empezaron
hace ya cinco lustros —un libro, «Tributo», recogerá
su historia y así será llamado por no irse el grupo de Sevilla
y por no hacer otro tipo de música— y en estos años,
cuentan, siempre lo hicieron «A nuestro aire» para regalar
a su tierra «El carrusel de la alegría», un contagioso
alborozo que en los años 80 y principios de los 90 del pasado siglo
se extendió imparable por toda España, e incluso el extranjero.
Porque les dijeron «Adelante», estos cantores se montaron
en «El autobús de la primavera» con «Gente güena»
para exaltar con pasión a esta Andalucía nuestra, por ellos
llamada «Superandalucía». Cantaron para la «Danza»,
pero, sobre todo, «Por la paz»...
Y ellos, que quisieron ser marineros por la bahía y que se fueron
a Jerez, a Jerez, de la Frontera, que la Feria del Caballo llega en mayo
como sol de primavera, le cantaron a un torerillo de Triana frente a Sevilla
en versos de oro de Gerardo Diego, y a los costaleros de Sevilla que a
orgullo deben llevar el costal, la zapatilla y la faja reliá, y
a Micifuz y Robustiana, y a la Prensa del día, y a las cuatro de
la tarde de un Martes Santo en San Benito con su gente del barrio de la
Calzá, y a que no falte de ná en la caseta, y al Manué
de la Hermandad de los Gitanos o al Nazareno del Silencio, y a los niños
sevillanos para que todo el pueblo saliera a bailar, a bailar alegres
sevillanas, ven conmigo a bailar... Y todo ello involucrando desde la
Royal Philharmonic Orchestra hasta los Coros del Ejército Ruso,
pasando por la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles. Entremetieron,
y en el recuerdo están, otros trabajos musicales como la Misa Cofrade,
el Himno del Betis (orillado ahora por Lopera) o dos discos —«Pavo,
turrón y a cantar» y «Es Navidad» de villancicos,
que, 20 años después, siguen sonando como el primer día
cuando se acerca la Natividad.
Resulta dificilísimo condensar en los estrechos márgenes
de una página la muy exitosa carrera de este grupo hispalense,
jalonada con innumerables premios nacionales e internacionales. Una carrera
que arrancó en Salamanca y de allí pasó a Suiza,
pero siempre llevó en el alma a su Sevilla, a esa Sevilla que siempre
ha amado, que para eso Salamanca, Suiza y Sevilla comienzan con «S»
de sentimiento. Por aquel entonces, al igual que hoy, eran cuatro, pero
hace un cuarto de siglo aquellos cantores que trajeron aire fresco a las
sevillanas eran Pascual, Juani, José Antonio y Fali. Estos dos
últimos lo dejaron y hoy viven retirados. En su lugar entraron
dos hermanos, Carlos y Mario, que se agregaron a esta hermosa aventura
artística, no exenta sin embargo de separaciones (Pascual, además
de seguir componiendo, cantó en solitario), desencuentros, pleitos
y litigios... Problemas que felizmente quedaron resueltos para continuar
por la senda artística.
Un camino que quedó reemprendido en el año 2000 con «Sevilla
reza cantando», montado para celebrar la reconciliación del
grupo tras una propuesta de Pepe Andreu para, 15 días antes de
la Semana Santa, llenar una semana en el desaparecido Teatro Imperial,
saetas incluidas del Peregil y Macarena Giráldez y la música
de la Banda de Nuestra Señora del Águila, de Alcalá
de Guadaíra. Cinco cuaresmas ya de éxito avalan este espectáculo
en Sevilla y el resto de Andalucía, que ahora, con vistas a 2005,
se convertirá en «Pasión según Andalucía»
para exaltar la rica diversidad de la Semana Santa andaluza.
Nuevos proyectos
Y aunque ya hace unos años que la primavera no se llena de aires
nuevos con sus sevillanas, aunque sí publicaron el disco de su
obra de teatro «La taberna de los poetas», Pascual y Cantores
de Híspalis mantienen guardadas, como oro en paño, dos joyas
por sevillanas: una, de clásicas, recopilación de 28 éxitos
de su carrera, con acompañamiento de 30 coros de toda Andalucía,
550 voces en total, y otra denominada «Heavyllanas», sevillanas
del siglo XXI para los más jóvenes, en su jerga, y para
bailar, con rotundo rechazo a las drogas o con fomento de la lectura;
trabajos que esperan publicar cuando las condiciones sean más propicias
y, con imaginación, dar un regate en seco y en corto al «top
manta» y a Internet, donde el pirateo musical está a la orden
de la red.
Por eso siguen en silencio en cantes por sevillanas. «Hoy, lamentablemente,
en este mundo, el de las sevillanas, —dicen en opinión compartida—
mandan las casas de discos. No se tiene en cuenta al productor, ni al
arreglista, ni al autor, ni por supuesto al intérprete. Ellas lo
deciden todo. Obligan a mezclar temas antiguos con nuevos para así
asegurarse venta, y si se da con un éxito pues fenómeno.
Los autores tampoco pueden hacer bien su trabajo y crear trabajos a medida
de los intérpretes. Otro problema es que las sevillanas no suenan
porque en las emisoras también se tienen en cuenta los “shares”
y si el programa de las sevillanas es superado por aquel otro, de música
o no, pues adiós muy buenas...»
Así, mientras llega el momento idóneo, Pascual y Cantores
aguardan silentes, pero conscientes de que seguirán cantando a
Sevilla, como pregonaron en unas de su primeras e inolvidables sevillanas...
Cantaré
hasta que Dios me dé fuerzas
para poder llevar
a todos los rincones
mi guitarra y mi cantar.
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