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Entrevistas

Guía de la Feria:

RAFAEL ÁLVAREZ COLUNGA / EMPRESARIO. PRESIDENTE DEL REAL CLUB DE ENGANCHES

“Hay que reducir el número de enganches y fomentar la participación de caballistas”

M. D. ALVARADO

Rafael Álvarez Colunga pasea por el real en coche de caballosA Rafael Álvarez Colunga la vinculación con el mundo de los caballos y los enganches le viene casi de cuna. De familia agrícola y ganadera, tenían mulas y yeguas que se utilizaban para las faenas del campo y también para tirar de los coches de caballo que les permitían llegar hasta la finca. De ellos, los de mayor calidad, enjaezados a la calesera, la guarnición de lujo de los carros, se llevaban a una Feria de Sevilla en la que también, siguiendo la tradición que distinguía la ciudad del campo, había mucho coche enjaezado a la inglesa recordando aquellos paseos que en décadas anteriores habían existido en la Alameda o en la Cruz del Campo. Era una Feria en la que el caballo, mejor domado que ahora, y los enganches, desde el milord a la berlina, convivían con los vehículos a motor. El paseo de caballos tenía un escenario muy especial, el parque de María Luisa, y una pujanza total.

Luego, recuerda Rafael Álvarez Colunga, vendría un cierto decaimiento del Paseo de caballos, visto como una actividad de señoritos, y que tendría su culmen durante los primeros años de la Democracia. Sólo empezaría a recuperarse como algo característico y singular de nuestra Feria, y que como tal había que cuidar, apunta, a principios de la década de los ochenta, con el mandato del alcalde Manuel del Valle y la fundación del Real Club de Enganches de Andalucía.

Fue entonces cuando, recuerda el presidente de este club —que cada año desde 1984 organiza la exhibición de enganches de la Feria— el Paseo de Caballos dió un salto de calidad, aunque se vió entorpecido por la peste equina. Se generó una recuperación del paseo que llevó a la masificación del mismo que dio pie a la elaboración de unas ordenanzas municipales con las que regular el Paseo, ordenanzas que será este año, apunta Álvarez Colunga, cuando se apliquen en su totalidad. «Las ordenanzas se pusieron en marcha por un tema de seguridad, había habido un accidente grave en Utrera, con muertes, y se consideró necesario que los coches tuvieran un seguro y se registraran en el Ayuntamiento», explica, antes de señalar que con esta ordenanza también se persigue mayor calidad en el Paseo. Por ello a partir de esta Feria ya no se podrán ver por el real los carros de doma, unos coches que se incorporaron hace relativamente poco —unos diez años— a la Feria, que antes sólo eran utilizados por el Ejército para domar caballos antes de que se introdujeran en el Rocío. Pero no es la única iniciativa que, a juicio del presidente del Club de Enganches, se deben tomar si lo que se persigue es mejorar el Paseo de caballos de la Feria.

Alvarez Colunga aboga ante todo por cuidar la calidad de un paseo que se ha convertido «en un museo viviente de coches de caballo, porque en Europa hay muy buenos coches pero están en los museos. Aquí están restaurados para poder salir y pasear con ellos».
Para incrementar esa calidad, el presidente del Real Club de Enganches de Andalucía se muestra contrario a la presencia de coches de mulas en el real, porque considera que «no es un enganche de lujo para la Feria». Cuando se le recuerda que hay ilustres casas, como la de Alba, que tienen tradición en llevar coches tirados por estos equinos a la Feria, no duda en señalar que «en Madrid enganchaban caballos en el Paseo del Prado, sólo enganchaban mulas los militares y los obispos». Remarca también que en el paseo de la Feria del Caballo de Jerez no se dejan entrar mulas, y que aquí se debe tender a lo mismo salvo casos excepcionales, porque «la calidad del paseo tiene que venir de la calidad del enganche y del animal de tiro, por ir reduciendo su número en base a la calidad que tengan y por fomentar la participación de los caballistas».

Y es que la masificación que sufre el Paseo en ciertas horas, con atascos que apenas permiten circular a coches y caballos, ha hecho que —aunque se haya establecido un sentido de la circulación que ha puesto cierto orden— muchos propietarios de coches de caballo eviten llevar sus mejores enganches a la Feria y que haya disminuido sustancialmente el número de caballistas, además de provocar problemas al paso de los peatones. Para Rafael Álvarez Colunga esta situación puede mejorar con el previsto traslado de la Feria al Charco de la Pava, donde las calles serán más anchas y se podrá circular mejor, pero, de momento, plantea una solución para esos problemas de paso: poner en los cruces pasarelas como —recuerda— las que había en el Prado y que permitían el paso seguro de los peatones.

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